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LA OBRA DEL DEMONIO invocacion XI – Bausch – Dirección: Diana Szeinblum – Por Heriberto Ruiz / Iaku y Dra. Raquel Tesone / Rachel Revart

Ph: Ailen Garelli

Ingresar a la Sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes sabiendo de antemano que asistiremos a un homenaje a la bailarina Pina Bausch, nos hace estar preparados para un evento más que interesante. Sin embargo, La obra del demonio, supera todo lo esperable. Es una obra descomunal y en algún aspecto delirante por su componente onírico que hace una apuesta a lo conceptual y rompe las estructuras del teatro convencional. Y lo más interesante es que éste teatro, uno de los más clásicos del mundo, y en la sala más importante, se hace una puesta al mejor estilo under y que sea muy contemporánea, le otorga un valor agregado que se refleja es la sensación del público.

Dando un valor a la danza como elemento de comunicación, y remarcando que es uno de los artes y recursos inherentes al teatro, nos llevan a una montaña rusa emocional con un despliegue coreográfico y una propuesta artística increíble y surrealista que no se digiere fácil, es como un rompecabezas listo para armar. Por medio del cuerpo atraviesan la palabra en una mimesis donde  los actores en coro se potencian y donde lo individual se fusiona con  lo universal, la génesis y con el final .

Una obra subversiva que rompe con lo  básico del entretenimiento que rige en los medios y que además, se sumerge  con el mismo actor, y lo que los actores hacen por y para actuar, está abordado de una  manera irónica y satírica, algo que nos plantea y cuestiona una realidad actual.

Como una alegoría al tríptico de las delicias en donde todo nace del caos, pasamos por un infierno, por un purgatorio y por un paraíso, y de súbito, todos se mezclan, se confunden y no se puede discernir cuál es cuál o si, como en la vida misma, todos conviven.

Pasando de un árbol y sus raíces, pariendo seres que nacen danzando, retorciéndose y llegando hasta la locura desbordada, la fiesta y el juego, transgrediendo y  transformando la escena como una crítica muy profunda en acto a lo típico, a lo literal y a aquello que suelen estar habituados a esperar de los actores y del teatro como espectadores.

Con un elenco y una dirección excelsa de Diana Szeinblum que hace de los cuerpos palabras plenas, no podríamos ser justos en decir que Diego Velázquez se destaca en un escenario donde todos brillan a su manera, pero sí podemos afirmar que este actor nos sorprende con su performance de danza y con una actuación donde sus dotes actorales se despliegan de manera sublime, sobre todo cuando rompe la cuarta pared e interpela al público. Allí nos contuvimos de responder a sus preguntas y gritar: “¡Diego, te venimos a ver a vos!” Sí, a Diego Velázquez quien siempre nos deja reflexionando en todas sus obras que son garantía de calidad artística. 

En esta caja de Pandora se presentifica, -no sin una dosis de humor e ironía-, todos los demonios que acosan al ser humano: los dolores, la fragilidad, los miedos a todo y todos, y transitar por ese abanico de emociones, donde sobrevuelan y resucitan  Bausch,  Lorca, Meyerhold, Jarry, Brecht, Artaud, Pasolini, Kantor, Fassbinder, Discépolo y Stanislavski nos hace salir sintiendo que podemos enfrentar nuestros propios demonios con estas apuestas teatrales que le hacen un gran homenaje a ños artistas donde la danza es la esperanza de morir y renacer.

Obra del demonio Invocación XI-Bausch se presenta de jueves a domingos a las 20 horas en el Teatro Nacional Cervantes.

Intérpretes y coreografía: Celia Argüello Rena, Pablo Castronovo, Hernán Franco, Iván Haidar, Bárbara Hang, Josefina Imfeld, Alina Marinelli, Margarita Molfino, Andrés Molina, Quillen Mut, Rodolfo Opazo, Florencia Vecino, Diego Velázquez.

Concepto escenográfico basado en la obra de Eduardo Basualdo.

Música original en escena y diseño sonoro: Ulises Conti.

Diseño escenográfico: Cecilia Zuvialde en colaboración con Eduardo Basualdo.

 Anteproyecto escenográfico: Laura Gamberg.

Diseño de vestuario: Damasia Arias.

Diseño de iluminación: Alejandro Le Roux.

Asistente de iluminación: Facundo David.

Anteproyecto de iluminación: David Seldes.

Colaboración artística: Damiana Poggi.

Coreografía, dramaturgia y dirección: Diana Szeinblum.

Curaduría y coordinación general del Ciclo Invocaciones: Mercedes Halfon y Carolina Martín Ferro.

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