PSICOLOGIA

«LO INCONSCIENTE ESTRUCTURADO COMO FRACTAL»

Lo inconsciente estructurado como Fractal

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Por: Dr. Ezequiel Achilli

¿Será porque estuve trabajando hasta hace no más de diez minutos que deseo escribir sobre otra cosa que de lo inconsciente? Sin embargo es allí donde está mi deseo. Antes de llegar al consultorio estuve visitando el jardín botánico. Observar la inmensidad de una bella  princesa hoja igual a su rey, o el orden de un cactus desafiante por su defensa, es un privilegio. ¿Qué relación podría existir en mí como para relacionar lo inconsciente con el botánico, o un árbol o una hoja? La segunda palabra significante que viene a mí (Lacan también insiste en hacerse presente), es Mandelbrot. Rápidamente se abre mi mente su libro, y la asociación ya está hecha: ¿Lo inconsciente estará estructurado como fractal?

¿Por qué Lo inconsciente y no El inconsciente? Decimos El Inconsciente, cuando el texto freudiano de 1915 hace referencia a Lo Inconsciente Reprimido. De hecho así se llama el artículo; Lo inconsciente, porque Lo Inconsciente (y luego Ello) es la pulsión…

¿Por qué estructurado? Estas líneas serían fractal-mente infinitas si me detengo aquí, pero quien algo haya leído de psicoanálisis sabrá a quién intento tontamente parafrasear.

Llegamos a lo más interesante, al menos para mí: Lo Fractal. Un fractal es un objeto geométrico cuya estructura es fragmentada o se compone de pequeñas fracciones. El término le pertenece al matemático Mandelbrot, quien en 1975 lo toma del latín fractus, que significa fracturado, para escribir su tan importante ensayo; La geometría fractal de la naturaleza. Luego de ese libro la naturaleza ya no se ve igual. Se la ve infinita y más bella…

Fractal es un desarrollo infinito de algo simple en apariencia, “una señilla” que se presenta como irregular y que determina hasta los colores que formarán a la totalidad de la estructura (siendo que esas tintas no se encuentran allí) y se repite de manera infinita. Las imágenes son similares pero combinadas conforman la complejidad misma del universo.

El tronco de un árbol con sus hojas (y el interior de la hoja misma), la razón por la que un árbol tiene una forma y otro otra; una piedra que al microscopio se confunde con la montaña a la que pertenece; nuestro sistema circulatorio y también el neuronal… estos son apenas algunos pequeños ejemplos de ésta inmensa geometría. Una caos (que por serlo, no lo es) ahora está al servicio de lo inconsciente.

Hemos escuchado alguna vez que “la naturaleza (o el gran libro de la naturaleza) está escrita en lenguaje matemático”. También que “El inconsciente está estructurado como lenguaje”. Parece que Aristóteles, Galileo (a quien se le adjudica la primera frase) y hasta el mismo Einstein lograron ver ese misterio al que se referían al nombrarlo como la naturaleza. Y también Lacan, el dueño de la segunda frase, pero principalmente Freud quien incursiona en esas imágenes inconscientes, caóticas y con significado, como las de los sueños. Él habla de huellas, auditivas pero también visuales, y de representantes representativos de los instintos. Eso es lo inconsciente. Eso es Ello de lo traducimos en palabras; lo manifiesto (que por serlo aparece con posterioridad)

Los grandes pensadores lo vieron. Pero también lo vieron los mejores artistas. Algunas obras de Bach, y otras tantas de  Beethoven, se arman melódicamente en pequeños modos de tres notas que se repiten y repiten y hacen a nuestra memoria y a nuestros afectos armónicos. Más cerca nuestro, Piazzola. ¿Cómo es posible de reproducir este patrón natural sin el conocimiento de los fractales? ¿Será que lo inconsciente se hacía presente? Es probable, sobre todo para quien ha incursionado en su propia búsqueda. El verdadero artista sabe hacerlo. Lo mismo sucede con la musicalidad de los textos que saben usar los silencios para escribir poesía. No está demás nombrar la gran lista de artistas plásticos que pintan fractales, pero esta empresa también sería interminable como un fractal…

Pasemos entonces al lugar privilegiado de lo inconsciente; el análisis. Quizás los contornos de una sesión psicoanalítica, los de una semana de trabajo “en el diván”, los de la de un mes y hasta todo un tratamiento, sean “semejantes” a porciones de infancia, que no por eso son pequeños, pero que responden a esa espacialidad que se hace actual para reescribirse. Instintos e instintos (o pulsiones) que se suceden unos con otros como aquella vez, allá lejos y hace tiempo, con cambios que interrumpen al tiempo, a la virtualidad tridimensional (o algunas más si es que existen) y por lo tanto al cuerpo, mediante el fenómeno de la transferencia (que permite cierta reactualización de algún tipo de pasado), de manera tal que nos introduzca irregularmente en la complejidad de lo evolutivo una persona, un ser deseante que por serlo también es caos.

images (1) Fractales

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