Por Lorena Alma Celli
Desde pequeña que he tenido un acercamiento hacia las formas, las flores, el cielo, los colores, los rasgos, los espirales de las rejas de las casas viejas… Ahí empieza mi viaje por el mundo del arte. Caminando por Buenos Aires, observando, sintiendo, oliendo, emocionándome.
En mis años de la infancia me pasaba horas tirada en el piso dibujando, pintando con lo que tenía. Mi madre que me observaba y me cuidaba, estuvo atenta a mi amor por la pintura y me llevó a aprender con una vecina del barrio. Estos fueron mis primeros pasos de mi formación artística. Fueron varios años de aprendizaje que incluyeron estudio de la figura humana con modelo vivo, algo que no era nada común para la época teniendo en cuenta mi corta edad ya que esto ocurrió en 1977, año difícil para nuestra historia.
Con la muerte de mi madre se produce un gran cambio en mi vida. Quedan atrás las clases de pintura, debiendo ocuparme de las tareas de la casa y del cuidado de mi hermano menor. Transcurren los años pero mi pasión por el arte nunca desapareció. En el año 2001, en plena crisis económica del país, organicé un evento llamado “Feria Argentina” en la “Catedral del Tango”. Simultáneamente comienzo a tomar lecciones de baile, hasta que un día en uno de mis paseos por la ciudad, estando en el barrio de la Boca me encuentro frente a la escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Entré a conocerla, y fue un amor a primera vista. Comiencé mis estudios allí, interiorizándome mas en la pintura, descubriéndome a mi misma y plasmándolo sobre un lienzo. Mientras estoy estudiando reciclo una casa antigua en el barrio de Boedo dándole mi impronta, aplicando el conocimiento obtenido y desde ya mi amor por las bellas artes. En ella, y en la parte alta construí mi taller, al que bauticé: “Espacio Liquido”.
En el barrio, generé un movimiento, convocando artistas de diferentes disciplinas como danza, pintura, música y teatro llamado “Arte en acción”. Con el cual busqué llevar el arte a la calle, al alcance de todos de forma libre y gratuita. Durante este tiempo surgió la posibilidad de pintar murales en diferentes lugares. No soy una intelectual del arte, mi obra surge a partir de mi intuición y el resultado es una pintura profunda, visceral y anímica.