Por Dra. Raquel Tesone
Fotos: Hernán Correa / Sebastían Freire
El Centro Cultural San Martín convocó a una clase magistral de dramaturgia a Rafael Spregelburd, dramaturgo traducido en más de 14 idiomas, director de teatro, actor y docente, reconocido a nivel internacional (entre otros saberes), podemos afirmar, la persona más indicada para cerrar el Ciclo de Letras 2015. Su obra de teatro en cartel:“Spam”, está escrita, dirigida y actuada por él mismo, y es vanguardia teatral con muchísimo éxito en el teatro El Extranjero y desde el 19 de septiembre volverá al escenario Apátrida que se re-estrena en el Centro Cultural Konex.
“Teatro de la Catástrofe”, fue el título de la clase de Rafael, que anuncia desde el comienzo que hablará de la escritura en calidad de dramaturgo, ya que escribe fundamentalmente piezas teatrales.
Dispuesta a esto no esperaba encontrarme con una de las más interesantes clases magistrales de psicología que haya escuchado en toda mi carrera de psicóloga.
Con una fuerte dosis de creatividad, sumado al carisma de su modalidad discursiva y de transmisión del saber, Rafael logró sorprenderme, y además consiguió sostener la atención durante las dos horas de su disertación en todo el público, de la misma manera que lo hace en sus obras de teatro. Salvo que aquí Rafael no actuaba, y lo aclara de entrada, cuando comenta que dar una clase arriba de un escenario “es muy confuso, es como dar un espectáculo que no preparé”. Rafael explica que quiere demostrar en un experimento -casi físico- que la emoción es una respuesta a cierta manera de superponer las imágenes que rasga la conceptualidad.
Por eso, llegó a conmoverse al leer el poema «The writer», de Richard Wilbur, precisamente tratando de demostrar desde los paradigmas de la física –y evitando toda impostura- cómo operan las imágenes literarias. En el momento que su voz se quebraba de emoción, los espectadores estuvimos envueltos en un clima emocional profundo, donde resonaban a coro en el auditorio los pañuelos que pretendían secar las lágrimas que surgían casi como si nos las hubiese contagiado
Ahora bien, ¿por qué afirmo que me terminé encontrando con una clase de psicología? ¿Hablar de la virtualidad del teatro, de su inespecificidad, de los actos de escritura, tanto en sus diferentes expresiones (canciones, literatura, obras teatrales) no como hablar de los sueños y abordar en directo lo Inconsciente?
Rafael retoma una de las preguntas de Suzanne Langer: ¿Por qué el arte, que es una sola manifestación, tiene distintas formas, como la música y la danza, por ejemplo?, y la hace jugar. Tal parece que el arte es una forma de superponerse a lo real y de construir lo inexistente. Esto se manifiesta en distintas formas de virtualidad interrumpiendo el espacio (plástica), el tiempo (música), la danza (gesto humano), y la la vida pasada (literatura, crea una vida nueva), la vida futura (el teatro que “promete algo que aumenta la ilusión del devenir”). El proceso primario del inconsciente no conoce de espacio ni tiempo, el pasado puede ser presente y futuro, porque estas dimensiones no existen. El arte como manifestación de lo Inconsciente, tal como lo explica Rafael, es creación de diversas formas de virtualidad, lo que da cuenta del material con el que trabajamos en sesión: la realidad psíquica. El analista puede escuchar el discurso del analizante tanto como si nos presentara un cuadro (familiar o siniestro), una melodía con sus huellas anémicas auditivas, una danza con sus fantasmas, una historia pasada plena de recuerdos encubridores y una historia por venir donde el pasado se actualiza y se repite en su intento de elaboración.
Luego Rafael nos cuenta las tesis de los dos relatos de Piglia donde hay un relato que esconde otro relato secreto y que, cuanto más paradojal y menos capturable por la razón sea, tendrá más posibilidades de ingresar por el lado de las emociones. En una sesión, de aquello de lo que se habla nunca es de lo que se está hablando; a este fenómeno, Freud lo denomina contenido manifiesto y contenido latente. Dos relatos en paralelo, donde el relato latente no es guiado por la lógica de la razón sino de la emoción, de la contradicción, de la paradoja, de la atemporalidad. La función del escritor es usar “la fachada del relato uno, para enhebrar la aguja con la que va tejiendo el relato dos (…) los puntos de cruce de uno y otro relato están ocultos” (Ej. Cuento clásico: Agatha Christie). Es una excelente definición de uno de los aspectos del trabajo de análisis donde analista y analizante reescriben una nueva historia en el cruce de dos relatos, (el relato manifiesto y el relato latente) descubriendo un enigma o verdad que estaba oculta. Ese enigma, como en la dramaturgia, se estructura en escenas.
Rafael continúa con la segunda tesis de Piglia donde la historia secreta es la clave del cuento. “El cuento moderno trabaja la tensión entre las dos historias sin resolverlas” y sin la sorpresa de develar el enigma, que pasa a ser obvio, y donde lo interesante es esa complicidad entre el escritor y el lector (Ej: Carver). Esta es otra modalidad que toma una sesión, donde la sesión termina allí donde se enlazan los diversos sentidos del relato inconsciente.
La tercera tesis es cuando la historia secreta se pone en primer plano, el relato uno, el de lo aparente, es contado con total extrañamiento, pese a ser absolutamente lógico (Ej: Kakfa). En el trabajo con psicosis, ocurre que las palabras están tratadas con la lógica de lo Inconsciente que aparece casi sin filtro, y nos encontramos con un relato donde el analizante puede relatar una situación traumática con total naturalidad disociando las emociones que podrían acompañar los hechos.
Una novela, dice, es una sucesión de cuentos, de escenas; y en efecto, notamos que cuando el analizante construye su “novela familiar”, aparece como una escena superpuesta sobre otra escena (infantil) que reverbera y se actualiza en el presente.
Remarca que todos estos relatos tienen una linealidad y “avanzan hacia el final”, y es aquí cuando introduce lo que ha dado en llamar la crisis de la linealidad, y nos muestra la necesidad de abrevar en otros modelos: la teoría del caos, la física y la termodinámica.
Si bien hasta ese momento de la conferencia, fui asociando las enseñanzas de Rafael con el psicoanálisis, y mucho más cuando habló de metáforas y reflectáforas, cuando Rafael realiza un encadenamiento de la ruptura de la linealidad con la teoría de la complejidad, las curvas de Peano y la geometría fractal de Mandelbrot, me interna directamente en una concepción de lo Inconsciente. Concepción que, por ser compleja, y por intentar no perder lo que sigue de la segunda hora de la disertación de Rafael, prometo a mis lectores desarrollarlo en la segunda parte de esta nota.
En esta segunda entrega, Rafael nos brinda una visión de lo Inconsciente desde el punto de vista del fractal, lo que será asociado a uno de las conceptualizaciones de mi tesis (“effet ricochet”) de mi Doctorado de Psicología y Psicopatología Clínica, para dar cuenta del movimiento inconsciente en los grupos terapéuticos, basada en la teoría constructal de A. Bejan basada en el fractal.
Como adelanto, les recomiendo leer el artículo “El inconsciente estructurado como fractal” que el Dr. Ezequiel Achilli, ha escrito para nuestra Revista como homenaje a su nombre, que desde su original teoría, introduce la segunda parte de la clase de Rafael, la que desarrollaremos próximamente.
Continuará…