Por Maximiliano Ciruzzi
Regina un día comenzó a sentir que en su vida no había nada, nada la hacia feliz Su trabajo, sus vínculos, sus miedos, sus alegrías nada la hacia sentir que estaba viva. Ella rebuscaba en su cabeza que era lo que le pasaba, buscaba una salida y no la encontraba.
Estaba atormentada, cansada de remover sus miedos y sus pensamientos qué día a día se ponían más oscuros.
Su mente le estaba torturando; dolor, angustia, ansiedad e inseguridad. El cardumen de sentimientos que Regina estaba sufriendo. Al tal punto que se encerró en su cuarto y se durmió. Se durmió pensando en no despertar más. Se durmió rezando que se termine el mal mental que la estaba matando.
Un día, Regina despertó y vio que todo seguía igual, pero sentía que su mente había callado y la paz invadía su mente. Buscó en sus recuerdos, buscó en sus temores y todo seguía ahí, sin moverse de lugar, pero ese día despertó diferente, se sentía diferente. Algo en ella había cambiado…
Después de días de pensar, se dio cuenta que su mente necesitaba ser escuchada, sentir ese dolor, entender sus temores. Por eso Regina se ocupó y decidió hacerlo realidad. Tomó el camino del análisis y el compromiso de superarse día a día.
Regina hoy vive con su mente en paz y con su vida de siempre.