Por Vero Tabasso
El cine-teatro Gran Rivadavia había permanecido cerrado por más de 11 años. Luego de la gestión de vecinos, productores privados y la colaboración del Estado Nacional, la sala reabrió sus puertas en Abril del 2015.
El Teatro Gran Rivadavia del barrio de Floresta fue inaugurado el 12 de mayo de 1949. Según cuentan los vecinos que lo vieron nacer, se construyó mirando de cerca los diseños del Arquitecto Alberto Prebisch, responsable de la edificación de emblemas porteños como el Obelisco y el Teatro Gran Rex. Su fachada impone ventanas amplias que ofician de vidriera hacia la calle, permitiendo que el flujo de la Avenida Rivadavia sea la “película” que disfrutan quienes están dentro del teatro aguardando la función.
Su escenario vió pasar a figuras como Osvaldo Pugliese, Mercedes Sosa, Charly García y Luis Alberto Spinetta. Fue el epicentro social de Floresta y Villa Luro, dos barrios del sur de la Ciudad de Buenos Aires que, aunque alejados de calle Corrientes, no se privaban de espectáculos de primera categoría.
Durante los 11 años en los que el Gran Rivadavia permaneció cerrado, muchas fueron las ofertas que la tradicional familia Suñe recibió para su venta: Iglesias evangélicas, supermercados, boliches bailables y hasta canchas de bowling. Pero las hermanas Elena y Edith, sus antiguas dueñas, se negaron a la posibilidad de ver el Teatro demolido o en manos de una entidad bancaria que no proteja su valor patrimonial. Pero en un escenario post-Cromagnon, en donde las reformas que exigían las habilitaciones municipales requerían de un monto exorbitante de inversión, se hacía cada vez más dificil pensar en un Gran Rivadavia recuperado.
Sin embargo, la lucha de los vecinos de Floresta dió sus frutos. Luego de abrazos multitudinarios, festivales, proyecciones gratuitas frente a sus puertas cerradas, y peticiones al INCAA y a la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad, se abrió una puerta de esperanza: un productor privado estaba dispuesto a refaccionar la sala de 1400 butacas para reinaugurar el teatro.
El “trabajo de parto” requirió de más de 10 millones de dólares y un año y medio de obra: paneles ignífugos, butacas restauradas, nuevos camarines y hasta un piso con una mayor pendiente, para que la visión sea confortable desde cualquier ubicación. Puesta en valor de la fachada, hall, mármoles, telonería; todo valió la pena para los vecinos de Floresta y las nuevas generaciones que ahora pueden disfrutar de su sala.
Con un tinte de conquista popular, de reclamo de patrimonio cultural, de protección y cuidado -como si de un bebé se tratara- de nuestras raíces y costumbres, la reapertura del Gran Rivadavia fue todo un éxito. El 22 de abril de 2015, con un show gratuito de tango de Mora Godoy, comenzaron los festejos de apertura, coronados por el show de los hermanos Pimpinela, quienes ya habían debutado en las tablas del teatro en su juventud. Además, su inauguración contó con la presencia de Mirtha Legrand, nombrada madrina de la sala.
A nueve meses de su re-nacimiento, un periodo de gestación más que suficiente para afianzar la confianza del público, el Teatro Gran Rivadavia ha realizado más de doscientos espectáculos a sala llena. Su fachada iluminada y con cartelería anunciando los próximos shows -tan diferente al triste frente tapiado que portó durante más de una década- augura un hermoso futuro para el arte y la cultura de la Ciudad. Brindamos, entonces, por este nuevo nacimiento, engendrado en las más profundas convicciones de una sociedad que elige no olvidar a los grandes de ayer.