Fotos: Valentina Oyuela
Silvina Valz, bailarina y docente de la danza tango. El recorrido artístico y pedagógico de Silvina valz es un ejemplo contundente de un prolífico interés en la investigación y profundización de diversos lenguajes relacionados a la danza y a la escena en general. Reconocida y respetada maestra de la Argentina con una gran trayectoria internacional por haber vivido y trabajado en Francia y en Estados Unidos. Su desarrollo pedagógico y precisión en el trabajo corporal le han procurado un prestigio en el mundo y hace giras constantemente. Su enseñanza es clara, metodológica, y estructurada de forma inteligente. En la actualidad es reconocida por su aporte técnico formando a formadores de la danza tango. Maestra de maestros, acepta la entrevista con una gran naturalidad, abierta para confrontarse con EL INCONSCIENTE.
Hablame de vos Silvina.
No tengo problemas en hablar de mí, siempre fui muy abierta y me gusta profundizar en la comunicación, se trata de eso estar acá para mi. La comunicación es uno de los pilares de mi vida y del tango que, sino empieza por una buena comunicación, se puede evadir en la técnica pero la vibración de un buen momento exquisito, sucede sólo si la comunicación es hacia el otro y si es desde adentro hacia uno y hacia el otro.
Como hacer el amor.
¡Como hacer el amor! Tenés que tener tu sexualidad bien rica y bien conocida, desarrollada, transitada, disfrutada, porque es una comunicación profunda. En este paralelismo que estamos haciendo entre bailar tango y comunicarse en un vínculo, ésta libertad que nos trajo hasta este mundo, se ve reflejada. Es para pensar que finalmente tenemos un tabú de lo más milagroso… Es el acto creativo, en definitiva y la libido está ahí, siempre presente en el artista. Es el motorcito. Considerando que te lo dice un Escorpio con ascendente Escorpio.
Y encima se lo decís a otra escorpiana amante del tango y puede llegar a saltar el techo del consultorio (risas) ¿Y cuál fue el motor que te llevó al tango?
No hay una única razón que comandó esta construcción. Fue la curiosidad, la sed de bailar. Empecé a los 18 años con el tango y ya había hecho muchas experiencias de danza y con el cuerpo desde chica, actuando delante de la tele, mirándome al espejo, haciendo mis personajes.
Hay mucha teatralidad en tu estilo de bailar.
Si querés que te use como psicoanalista, ahí tenemos un tema: no sé si bailo porque no escribo, no sé si bailo porque no soy actriz.
O bailas porque sos actriz y escritora…
Sí, porque me gusta la palabra vehiculizada en el cuerpo, es muy constitutivo en mí, eso está muy presente y cuando uno tiene curiosidad de lo ontológico y de navegarse, poder pensar estos temas es muy interesante. Cultivo la poesía y no tengo tiempo para hacer todo lo que quiero, quizá sea un pretexto, no sé… Actuar es un amor que tengo y escribir también pero hacerlo requiere fabricar el contexto para hacerlo y eso es una de las grandes vasijas y cobijos del hacer: crear el contexto. Además me encantaría tocar un instrumento, la sed es vasta y hay que saber esperar. Tal vez tendría que retirar algunas horas de lo pedagógico que también para mí es fundador y volver un poco a la actuación. En Francia, trabajaba en el teatro, he trabajado como asistente de mise en scene con Antoine Vitez, me ocupaba del teatro físico, de la parte gestual en la interpretación, ya que en la composición del personaje hay un análisis de interpretación corporal que realiza el actor. Y ahora vuelvo al ruedo a París, Roma, Barcelona y Burgos en una gira dónde voy a focalizarme en la enseñanza y en todo lo concerniente a lo pedagógico. Ahí sería el tango “Volver” pero al revés (risas).
¿Cómo llegaste a Francia?
Fue una chiquita del conurbano bonaerense que sale de su barrio y hace un doble exilio porque una cosa es salir de una ciudad y otra bien distinta, es salir del barrio. Esa chica se fue de Ituzaingó a París.
¿Por qué hablas de exilio?
El exilio es una realidad que te atraviesa y entiendo, con todo el respeto que me merecen los exiliados o quien no tuvo otra posibilidad directa o tácita que tener que irse de su país de origen, que hay otras formas de exilio. Más allá de lo que sabes, eventualmente estás cambiando tu realidad social y esto es radical, porque el exilio no es la causa inicial, pero si es la consecuencia, el post, la transformación. Esto va más allá de las razones que me pudieron llevar a una expatriación. Y aunque sea una elección consciente, conlleva ir desmalezando el ser. En todo caso, abro la pregunta sobre cuál es el límite para hablar de lo elegido o no elegido. Yo elegí exiliarme pero no deja de ser una vivencia de exilio para mí, no responde a estar obligado a -o podemos decir que sí-, pero hay formas de la obligación que son mucho más silenciosas y recónditas. Sé que no es igual a la prohibición de un Estado y, ciertamente, yo podía volver a la Argentina cuando quería, en ese sentido no, pero sí desde la perspectiva de que tu ser no pertenece más ni a un lugar ni al otro y que pertenece a ambos, eso es lo que te atraviesa de igual manera. ¡Y ni la ves venir si tenés la inocencia de los 20 años! Yo tenía casi 21 años y me fui por el tango, y al principio, está la curiosidad, la sed de saber, ese período de vida donde el vehículo es la libido, seguramente…
Y volar de casa.
Si obvio. Vos hablabas en mis clases de la “pedagoga que nos hace volar en la danza” (risas). Volar era muy claro, yo ya era muy independiente, fue un pulso. Tengo dos hermanos: Claudio que es el mayor -siempre me gusta contar así la historia de mis hermanos porque entre los tres representamos la Argentina en su esencia-, Claudio fue deportista y fue futbolista profesional, y ahora es técnico, yo, bailarina de tango, y Mirna, la menor, es psicóloga. ¡Armamos un asado, el mate y listo! ¡Ahi tenes la Argentina completa!. (risas). Mi padre fue comerciante, un poco artista en sus diferentes formas, yo soy cuarta generación de criollos, italiano 50%, García que parece ser español pero se dice que podían ser judíos y Valz que me cierra que era Waltz. Mi madre era docente, ahi viene mi parte docente, una mamá muy presente en el mundo del cuento, en el relato, en la palabra, en la narrativa, ella desarrollaba mucho la fantasía y el imaginario. Mi vieja tenía muchos problemas de vista desde chica y es actualmente quasi no vidente. Y yo al irme a Francia, armé una pequeña vida, estuve 9 años donde trabajé con chicos ciegos en el Instituto Nacional de Jeunes Aveugles (jovénes ciegos). Después me fui a mi New York y viví 6 años allá. Y hablábamos del exilio justamente por eso de desarrollarse y edificarse y de repente, pasa el tiempo y empezás a querenciar cosas, y en un momento, constaté que soy exiliada. En el idioma francés encontré la lengua de la libertad, la lengua en la que no está mamá ni está papá y que no está la interdicción; pero llega un dia que constatas que tampoco está el barrio, el dulce de leche, el mate pero tampoco el croissant, la terrace (bares con sillas en la vereda), la apéro de las 19 h (el típico aperitivo francés), el quesito, la charlita… Y que ya estás pensando en otra lengua y construís un modo de pensamiento que está atravesado por otro. Ahí te das cuenta que esto es así ahora: soy exiliada. En ese sentido, estoy partida y puedo hacer de eso una riqueza en lugar de sentirlo como una tragedia, como lo roto, lo dividido y lo no perteneciente.
Y que si tenés el dulce de leche vas a estar deseando el apéro de las 19 h, y así…
Sí, porque más allá de las clases de danza, aprender otras lenguas y conocer todo lo que se hizo en ese viaje, yo estaba cambiando mi realidad social. Una piba de barrio en el año ‘98 hizo un cambio de su realidad social y cultural muy profunda. Con el Diario del lunes, mirando desde lejos, me di cuenta que sí quería cambiar mi realidad social, y lo pude poner en palabras y en mi cuerpo. Seguramente habría algo en esa curiosidad y en esa inteligencia del instinto que me llevaba a eso.
¿Y lograste tener momentos de felicidad en Francia?
Fui profundamente feliz pero ser feliz y el bienestar, aparte de las grandes fortunas como el amor, el acompañamiento y los valores químicos funcionando bien, pienso que la felicidad, es una actitud ante el erguirse vertical, con motivo o sin motivo. Es un deseo de estar bien y una de las espirales de la vida. Como te dije antes, aquello que podes tomar como tragedia lo podes transformar en enriquecimiento personal.
¿Y a Estados Unidos fuiste es esa misma búsqueda y con esa misma actitud?
L’amour, el amor, mon dieu… Amor argentino, no te olvides que soy criolla (risas)
Pero un poco de amor francés probaste, no muerde…
(Risas) ¡Qué producción maravillosa que tenemos con Los Redondos! Probar, probé, pero hay algo del cariño en tu lengua materna que hace que por algo siempre me haya enamorado de argentinos. Viví en Francia y estaba haciendo una gira por Estados Unidos y en esa gira, conozco a este amor con el que compartimos 5 años. Yo vivía en París y él vivía en New York y había que decidir, uno tenía que ceder. Ahí empieza otra de las reflexiones de lo vincular, esto de ceder. Para ceder se necesita primero tela, se necesita elasticidad, espíritu y se necesita además, tener la capacidad de hacerlo. Pienso que la mujer en nuestra sociedad sigue un poco al hombre por esa fortaleza que tiene la mujer, para no hablar de igualdad que es un desbarajuste, sabemos que somos diferentes. Yo sabía que quien hiciera el movimiento, iba a padecer un poco más pero iba a crecer y a nacer, si queremos jugar con las rimas del padecer. Quien más iba a padecer, era quien más iba a beneficiarse, eso lo tenía claro. A mí no me gusta mucho eso de la negociación.
Al intuir que ibas a sacar tu fruto, eso se tornaba más importante que el padecimiento.
Si. Si bien una no sabe a priori el resultado, no me veo y no me edifico como negociadora, es más este saber intuitivo de que el camino está hecho para ir y para volver, y para bailarlo en la pista con las piruetas que se suceden. Y de hecho me aportó mucho en lo que refiere a mi producción. Para mis 30 años, llegar a New York y a los 20 a París, todo esa nueva vida, me dio un montón. New York es una ciudad muy generosa y muy cosmopolita, tanto que Francia me empezó a parecer un pueblito con el pajarito, los barcitos, me reivindicó en muchos sentidos y me procuró otro modo de mirar ya que rompió esa dualidad de Francia a Argentina. Balanceó, quitó protagonismo, repartió de otro modo, y además, la posibilidad de poder desarrollar otra lengua. Fueron años de mucho viajar y de hecho, la película Fermín fue parte de esa producción.
Tuviste una experiencia de vida en dos sociedades con culturas muy antagónicas.
Totalmente, son sociedades muy distintas. Extrañaba Francia, por supuesto. Y si bien la vuelta a Argentina la pensamos en pareja, en esos avatares de la vida, nos atraviesa la separación entre nosotros. Los motivos -como vos bien sabes- en toda separación son siempre múltiples, tampoco sabemos sobre las verdaderas pulsiones del otro, ni siquiera si el otro lo sabe, y eso se puede entender con el tiempo o nunca. Las formas de muerte son múltiples y las formas de vida también.
Podemos decir que naciste varias veces y en distintos países, y tuviste varias vidas.
Si yo lo siento así de algún modo. Esto de las múltiples vidas, no sé si es algo esotérico como el paraíso al final, más bien lo pienso en el durante… Siento que nací varias veces y morí varias veces (silencio). Al final volví acá, yo ya estaba viniendo a Argentina más seguido para sentir, pensar, abrí una cuenta bancaria, ponele (risas). Probaba tomar un colectivo para observar qué me pasaba con que algunas cosas no funcionen y otras maravillas que había un poco olvidado o no la tenía tan clara. Empecé a sentir todo eso de vuelta y cuando decidí volver, fue rotundo el saberlo y el sentirlo. La decisión más que la elección porque como te dije, con el tema de la elección tengo mis reservas, pero sí tomo decisiones. Fue una decisión completa, contundente, clara y maravillosa, fue sin ninguna duda y estoy transitando esto desde hace cuatro o cinco años que volví.
¿Y el amor estaba acá esperándote?
Si, algo del “te amo” en esa lengua que escuchaste el “te amo” por primera vez, es incomparable al “je t’aime”.
Se te siente plena de amor con vos, un ser expandido, un tanto críptica, hay que descifrarte pero eso atrae. Se nota que cultivás la actitud del bienestar a ultranza.
Ahí está. Es lindo si esto inspira a andar por esos senderos. Con el tema de la enseñanza, sucede que empieza a dar la vuelta y a llegar a personas con esta energía también. Es algo que se construye y lleva tiempo.
Y me da la impresión que ya pasaste por el diván.
Si, pasé y en Francia ya leía a Freud y a Lacan, me gustaba el universo de la poesía y mucho leer sobre filosofía. Siempre me hablaban como si yo era alguien que hubiese hecho análisis durante 20 años, y una vez más, esto de querer navegar tu ser, puede llevar a vislumbrar que uno tiene un autoanálisis. Esto de tener mucha sinceridad con uno mismo y de querer desmalezar el ser. Empecé también hablar con una amiga psicóloga y a preguntar si podía ir al psicólogo por el placer de ir a un analista, y apareció esto de Jung, el ir a un psicólogo cuando estás bien y no en crisis.
Por supuesto, no es conveniente esperar a que explote una crisis, uno puede así prevenirla.
Así fue en principio, después me empecé angustiar un poco porque había algo que se repetía y repetía, una conducta de lo vincular y ya eran otros los motivos. Quería me ayude llevándome un poquito de la mano a repensar algunas cosas. Ir al psicólogo fue como ir por autopista por un tiempo (risas). Fui a una mujer y me hizo muy bien ir al analista. Primero hice un poco de terapia de pareja con mi ex de Estados Unidos y después me la quedé para mí (risas). Fue enriquecedor como otros caminos iniciáticos, me dio herramientas sobre mí y sobre lo vincular que era uno de los motores de la consulta. Y pude entender la particularidad de ese vínculo y lo que sucedió ahí, y comprender cuestiones sobre mí misma, lo que me permitió transitar por otros vínculos. Lo que sé, es que no existe una fórmula.
No la hay pero sí existen preguntas que te interpelan sobre la cuestión de las separaciones tanto de los distintos países como de tus vínculos. Hay una tendencia a hacer cambios cada 10 años aproximadamente. ¿Pensas que hay ciertos ciclos en tu vida?
Sí, definitivamente. Observo ciclos en mi vida, como todo ser viviente. No es tan evidente esto de cada 10 años, sucedió cada 9, cada 7, luego se repitieron periodos de 5. Enfin, no tienen fronteras los mapas del Alma, ni del tiempo como bien escribe Galeano… Definitivamente. si, puedo citar algo que sucedió a la edad de mis 12 años, que ha sido peculiar, como una consciencia mayor que atravesó con la fortaleza de la inconsciencia que poseen esos periodos de tierna juventud. Fue algo así, como un momento atemporal, en realidad algunos momentos, pues fue un período donde se constituyeron pilares que hasta hoy sostienen mi ser, fueron tipo meditaciones, vislumbre consciencia sobre el arrepentimiento, la libertad, la soledad. Luego alrededor de los 19 años hubo otra gran producción espiritual muy valiosa, pero esto nunca para, es exponencial de cada instante de vida. Amorosa vida y gran año entrante 2020 con patria esperanzada también.
Dejamos con este último deseo para este nuevo año que se inicia.
DEL OTRO LADO DEL DIVÁN:
La sesión con Silvina transcurrió de manera muy espontánea, y probablemente, el haber tomado sus seminarios de tango, ya determina el tono de la transferencia en ambos partenaires tanto como el sentido del humor y la complicidad que envuelve el clima de ésta entrevista. Hay algo del orden de lo poético en su discurso que la hace sumamente seductora a la escucha y que nos habla de un padre que le legó su impronta artística y de una madre que la alimentó y que aún la nutre internamente con palabras plenas. Una madre -incluyendo la Madre Tierra- de la que pudo desprenderse desde muy joven y que le ofreció un modelo de mujer para enseñar, y además, afrontar todo lo que implica dos expatriaciones y una repatriación, o como ella misma lo vivencia, un exilio, donde nunca se vuelve como se partió. En ese sentido, Silvina reconoce haber atravesado otros nacimientos más allá del biológico y también, la muerte de una parte de su ser que deja en cada lugar, y que reencuentra en cada sitio habitado, y desde allí, vuelve más enriquecida. Es ejemplar en cuanto a la canalización en arte de vivencias muy profundas relativas a la libertad y a la revelación de sus deseos que se le presentificaron desde muy pequeña. Esa actitud de convertir algo que podría ser tomado como tragedia, en potencial de vida, le otorga a Silvina un punto de atracción único y singular a la hora de transmitir las enseñanzas de la danza tango. Su atención puesta en los vínculos y en la comunicación es otra de las cuestiones que la movilizan para mejorar en su carrera profesional debido a que el tango es definido por ella como una comunicación; y es por eso, que los espacios psicoterapéuticos como de meditación o de aperturas a su mundo interior, son muy valorados por ella. De hecho, dice :“es como ir en autopista”, para metaforizar sus sesiones de análisis porque en Silvina todo su lenguaje es metáfora y deslizamientos de sentidos, y detrás de esa poética que es ella misma y su danza tango, hay otro mundo a explorar. Silvina sabe que tiene todo un desafío por delante y que hay mucho más para descubrir en ella, para dar al mundo y relanzarse a otros mundos.
Pobre planta la que esta arriba del diván jejejej
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