El mundo onírico se nos revela en esta obra emblemática que se repone luego de 25 años.
El Pájaro y Lopecito, dos amigos entrañables que son en algún punto marginales del sistema, encuentran en sus deseos y sueños más profundos el aliciente, el estandarte en el cual pararse y sobrevivir.
Uno quiso ser ciclista y el otro bailar tango. No pudieron, por ahora; pero no renuncian a sus sueños y ya en su edad madura desafían sus propios límites. La perseverancia y la amistad es su bandera. Cuando uno se cae, el otro lo levanta.

Conmueve el despliegue físico y emocional de los actores para darle vida a estos seres que saben que no abandonar sus deseos más viscerales es lo que los mantiene vivos.

Uno se sumerge con entusiasmo en la historia de estos dos vigorosos personajes que a primera vista resultan simples, chiquitos, pero cuando ponen en marcha ese motor deseante que los moviliza se hacen gigantes.

Una obra en definitiva vibrante, con interpretaciones memorables y una dirección y puesta en escena efectiva y acorde, que nos permite recrear con sumo goce ese mundo que nos convoca a soñar y esperanzarnos.

Actores: Mauricio Dayub y Gustavo Luppi
Dirección: Luis Romero
Escenografía: Graciela Galán