
¿Qué hacemos las mujeres en un baño? No sólo en nuestras casas sino también en un bar, en una escuela, en cualquier lugar de encuentro. Las mujeres nos miramos en el espejo, nos maquillamos, nos revisamos el gesto, hacemos pis, caca, nos cambiamos lo paños si estamos menstruando; si hay máquina expendedora, compramos preservativos. También lloramos, nos reímos, escribimos y leemos graffitis, mandamos mensajes, insultamos y nos escondemos en el baño.
Me quiero detener en el gesto, el gesto político que propone esta obra: Mujeres en el baño. Cinco actrices dan cuenta magistralmente de todas estas cuestiones, desde distintas perspectivas: Maida Andrenacci, Laura Conforte, Laura Cymer, Esther Goris e Iride Mockert encarnan a cinco mujeres de diferentes edades, historias, inquietudes y niveles de profundidad sobre el interrogante: ¿qué es y cómo es ser mujer en estos tiempos?
El trabajo, la sexualidad, los hijos, el mundo que nos rodea, las injusticias, las contradicciones, los cuerpos, las dietas, dan lugar a la aparición de distintas mujeres: la mujer-electrodoméstico, la mujer-likes, la que extraña a quien la dejó y todo lo que se llevó, las que reflexionan sobre su “ir siendo “ en el mundo. Todas las mujeres somos un poco todas las situaciones que se plantean en la obra.
Las actrices monologan, dialogan, cantan, bailan, se ríen de sí mismas, sufren, mueven la escenografía, en un interesante despliegue de ductilidad.
Mujeres en el baño plantea un discurso antipatriarcal, tema muy difícil de sostener sin caer nuevamente en los binarismos que, en ocasiones, somos víctimas, al igual que la sociedad de la que formamos parte y construimos a partir de esta encerrona.
Muy buen equipo de dirección y una escenografía que, en cierto punto, permite una estética de video clip, muy atinada para esta obra.
En función de esta propuesta artística, y todo lo que nos mueve a las mujeres y también a los varones, le hicimos una nota a Mariela Asencio, su directora, que aquí comparto:
¿Cómo surge la idea de Mujeres? ¿Qué intenta transmitir y a quién se dirige?
Mariela Asencio: La idea surge hace muchos años, aproximadamente 17, yo era muy joven y comenzaba a problematizar el orden dado a las cosas, las estructuras, el lugar que supuestamente me era asignado por ser mujer; pero por sobre todo en aquel entonces, las asimetrías en las relaciones de todo tipo, la desigualdad y la injusticia. En ese renacer del pensamiento comencé a indagar la idea de los graffitis en los baños públicos, compré unos libros al respecto de ésta temática. Ese fue el disparador para imaginar un mundo poético a partir del cual poder explorar mis pulsiones creativas del momento.
No se hablaba de feminismo abiertamente en aquel entonces, de hecho, estaba mal visto y te miraban mal cuando hacías alusión al tema. En esos tiempos, era muy común oír decir “el machismo y el feminismo son la misma cosa al revés”
Era otro momento, en estos años cambio mucho todo. Y un poco por eso es que tuve el deseo de hacer una nueva versión de la obra. Contarla hoy. Porque si bien muchas cosas realmente empezaron a transformarse, hay estructuras de opresión que cambiaron su forma pero siguen intactas en su contenido. Quería problematizar la actualidad, y las nuevas formas de opresión que vivimos.
¿De qué «mujer» hablan en la obra?
M.A: No hablamos de una mujer ni de un tipo de mujer. La obra habla de situaciones, emociones y experiencias. Habla también de pensamientos que quieren adquirir voz. Y estas cuestiones no son de un tipo de mujer. Son propias de la existencia. Del hecho mismo de existir y ser. De hecho, hay mujeres de todas las edades, y también hombres, que se sienten identificados con algunas cuestiones del material.
¿Cómo se rompen los binarismos? Es difícil…
M.A: Cuesta porque nuestra cultura patriarcal es rígida y en muchas cuestiones antipática. Los cambios de paradigma en una sociedad llevan mucho tiempo. Creo que en algunos sectores ese cambio se está dando con más velocidad que en otros; pero en cualquier caso queda mucho camino por andar.
Nos preocupa cómo muchos planteos feministas siguen siendo «de clase», o sea, parecen dirigidos a sectores medios y altos. ¿Cómo se hace desde el arte, poner en acción una propuesta con llegada a todos los sectores sociales?
M.A: Generando políticas que permitan a los artistas llegar. Los artistas somos trabajadores. Es muy importante gestionar para la inclusión y para que todo pueda existir: un circuito comercial, que claramente apunta a un sector; pero también otros medios y espacios que permitan trascender ese mercado. Por ejemplo, el verano pasado, dirigí la comedia municipal de Bahía Blanca, una comedia que es fruto de la lucha de muchos compañeros y compañeras que trabajaron para que exista y también por su permanencia. Dirigí un musical de hip hop que en CABA lo hicieron en la calle Corrientes; y en este contexto en el que lo dirigí, pudimos llegar a muchos barrios y sectores que, sin la gestión pública mediante, hubiese sido imposible.
El contenido era el mismo, la misma obra, lo que cambió fue el contexto en la que fueron realizadas.
A mi modo de ver, el problema no son los “planteos feministas”, más bien las políticas y gestiones cuando no funcionan o no llegan, o lo que es peor, cuando no existen.
Muchas gracias Mariela por esta entrevista y muchas gracias Mujeres en el baño.
Teatro Picadero
Enrique Santos Discépolo 1857. CABA
Funciones: Viernes y Sábados a las 22 hs.