
En el precioso y querido Teatro Picadero se presenta LOS PERROS, una puesta que nos propone espiar el cuarto de estar de nuestra propia casa o de la de nuestros amigos y vecinos, que nos empuja a mirar, aún cuando lo que veamos nos incomode.
Los perros expone con cierta acritud las deudas que las personas contraen consigo mismas, viviendo vidas recortadas por la rutina, las obligaciones, el deber ser social, y no dejando espacio para el deseo y el amor verdadero.
Un conflicto que se va macerando al calor del festejo de los 40 de Laura -distante y aislada, por momentos incómoda-, en la piel de Melina Petriella, en una actuación sobria, acompañada por su marido, Rodrigo, que funciona como el anfitrión del festejo -un Patricio Aramburu al que le toca cumplir los ritos solícitamente, hasta que llega a su cota más alta de cuestionamiento-, y por su suegros, Alicia y Emilio.

Acá me detengo para destacar la actuación vibrante, llena de matices de Claudio Rissi, un veterano de las tablas que hace honor a tantos años de sacarle brillo a los escenarios, secundado por María Fiorentino, capaz de provocar risa y amargura en el mismo instante. Juntos, navegan por los recuerdos -en parte quizá irreales- de Emilio, quien va armando el tinglado que mantiene en difícil equilibrio a esa reunión de seres.
Ese equilibrio es construido por los recuerdos que Emilio tiene de todos los perros que lo acompañaron en su vida, recordándolos o no, inventándolos o no, pero siempre ofreciendo el melancólico espectáculo del amor y la alegría puros vehiculizados por sus mascotas, y dejando en el contrapunto ácido de la realidad a su mujer Alicia, que echa mano al sarcasmo para conjurar los demonios de una convivencia de tantos años.
Una comedia atravesada por muchos tonos, en la que los personajes de Alicia y Emilio, quizá sin advertirlo, trazan los límites de la vida que les espera a su hijo y nuera, pero a la vez, la imposibilidad se perfila como motor de algo que puede arrancar para quebrar un destino prefijado o iniciar aquello que tenga relación con el deseo.
