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SER ESENCIAL – Libro de Walter Peña – Por Lic. Rosana Sanin

 

¿Qué es lo que hace que la persona empiece a ser persona y a sentirse persona…?

«Que es tenida en cuenta para otro». Adriana (voluntaria)

Mirna. Elba. Toto. Oscar. Marcos. Marcelo. Andrés. Tano. Ricardo. Enrique. Verónica.  Pepe. Roxana. Claudio. María Isabel. Emilio. Gabriela. Patricia. Marcela. Walter. Marcelo. Nelson. Sergio. Lucas. Adriana. Robert. Genaro Angelica. Delia. Santiago. Matías. Karina. Daniel. Nicolás. Bachi. Artemio. María. Manu. Cintra. Clarita. Francisco. Basilicio. Evelio. Laura. Gustavo. José.  Charly. Eduardo. Daniel. Viviana. Malena. Jimena.  Benjamín. Karen. Alison. Luis. Juan. Arnaldo. Pablo. Cristina. Sonia. gloria. Valerio. Rubén.  Angie. Raíza. Catalina Edith. Pocha, Carmelo y hay más y más.

Nombres con rostros, espirituales, con valores, dejan huella, tienen en cuenta al otro, nombres protagónicos en las historias que Walter Peña recopila en los 13 capítulos de Ser Esencial. El libro comienza con palabras de la máxima autoridad eclesiástica, el Papa Francisco, seguido por el prólogo escrito por el Padre Pepe Di Paola.

Seres esenciales que no lo vieron solamente por TV, seres que pusieron el cuerpo, el alma y mucho más para asistir, acompañar y sostener a otros humanos que por diversas causas integran barrios populares de nuestro país; están y estuvieron del lado de quienes más necesitaban. Inclusive, en plena pandemia y confinamiento obligatorio, realizando tareas para el otro de manera organizada y con resultados efectivos. Esto pudo lograrse porque conforman una sólida red tejida desde hace mucho tiempo por el Padre Pepe, junto a otros curas villeros y a un gran grupo de personas que los acompaña día a día.  Constituyen un equipo que se fortaleció y afianzó aún más, elevando la bandera de la solidaridad, del respeto, de la entrega, de la salud y del amor desinteresado hacia el otro, hacia un ser humano vulnerable, y frecuentemente, olvidado.

“El peor virus es la injusticia social […] nadie se salva solo” palabras del Padre Tano quien alentó desde la parroquia San José (situada entre las villas San Petersburgo y puerta del Hierro, en el partido de la Matanza) la compra de una ambulancia. Gracias a su gestión, el médico de la villa, el Dr. Ricardo Paiva puede trasladar pacientes al hospital zonal y visitar a los enfermos de forma rápida. 

En este hecho y como en tantos otros más se visibilizan las palabras del padre Tano “La iglesia es un poco de todo, es el comedor, es la misa, es bendición, es el que está preso, es el que no tiene trabajo, es el bautismo, es el entierro, es un poco de todo. Es la vida. “

La iglesia encarnada en los curas villeros es esa ambulancia que salvó y salva vidas.

El Padre Pepe, referente máximo de ellos, recibió en el año 2018 el premio Konex al mérito como dirigente social, actualmente se desempeña como cura párroco de la Cárcova, ubicada en José León Suarez, partido de San Martín, en la parroquia San Juan Bosco. 

Pepe junto a otros curas fundaron los hogares de Cristo para dar respuesta al consumo de sustancias psicotóxicas y a situaciones de vulnerabilidad, hogares que nunca cerraron sus puertas. Su labor hace foco también en el campo preventivo, a través de la educación, de charlas, del deporte, entre otras actividades netamente preventivas, desarrolladas en la parroquia San Juan de Bosco; nombre nada azaroso ya que fue Juan de Bosco el creador de un sistema preventivo pedagógico.

En adición a estas instituciones, los mismos buscaban crear un club, pero debido al contexto actual tuvieron que relegarlo para otra ocasión. Actuaron de forma rápida para paliar el momento de mayor crisis de la pandemia. Las capillas pasaron a ser comedores y depósitos de ropa para abrigar al que lo necesitaba. 

Las palabras de los curas villeros no son vacías, ellos escuchan al otro, no están detrás de un altar, son hacedores de realidades, crean, construyen con el otro, caminan por el lodo, encarnan al evangelio, viven día a día como cualquier otro vecino de la villa, son uno más de la comunidad a la que pertenecen.  

Tal como lo cuenta el Padre Andrés, el día que llega a la Cárcova, luego de pasar todo el día junto a Pepe este lo invita a ir a descansar:

 “Empezamos a bajar por la villa, empezamos a caminar Cárcova al fondo y no llegábamos […] ¿Dónde vivirá este hombre? […] y llegamos casi al borde del zanjón […] abre una puerta con candado, una casilla de chapa, de madera, de cartón. […]

El cura está viviendo dentro del barrio con la gente y de la misma forma que la gente como un vecino más. No porque fuera cura o sea parte de una institución su casa era distinta, era igual o peor […] a la mañana no tenemos agua, tenemos que ir a buscar […]. No teníamos para comer, también íbamos a buscar. […] Ninguna diferencia.

El último capítulo del libro está dedicado a los Bomberos de la 21 y 24; Irma Jara, para todos Pocha, vecina del barrio desde 1972, fue la que tomó la iniciativa para que haya un cuartel de bomberos. Actualmente, es la presidenta de la comisión directiva de la institución: “Los bomberos, los jefes para mí son mis segundos hijos, son los hijos que no parí“

 El primer cuartel de Bomberos Voluntarios Villero ya tiene 4 años de vida.     

Carmelo González, es el comandante en jefe, explica cómo consiguieron el camión “empecé a buscar en las páginas de internet […] llamé, nada, le expliqué cuál era nuestra situación y me dijo: “bueno júntenme 100000 pesos y el resto ven como me lo pagan […] Una compañera tenía guardada la plata de los quince de la hija, allá fueron, se fue plata de Pocha, se fue plata mía. Empezamos a poner plata del bolsillo para juntar esos 100000 pesos, los pusimos y allá nos fuimos a buscar el camión. “Somos el primer cuartel villero y yo no tengo vergüenza lo digo con orgullo”, palabras de Carmelo. 

Vergüenza nos tiene que dar como sociedad que ellos sean los que tengan que poner de sus bolsillos para equiparse. Personas que muchas veces arriesgan su vida, con una vocación de servicio admirable, donde dejan todo, sin pedir nada a cambio, mis respetos, agradecimiento y homenaje a todos los bomberos y bomberas de la 21 y 24, de todo nuestro país y del mundo y para toda la pastoral villera y a él gran equipo de seres humanos que los acompaña que día a día ponen el cuerpo y el alma en lo que hacen.

        “Busquen ser libres y felices. Los amo con el alma, porque el alma nunca muere” Padre Bachi

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