AL DIVAN/INICIO/LITERATURA/NOTA EDITORIAL/NOTAS PERIODÍSTICAS

AL DIVÁN HÉCTOR DÍAZ – Por Dra. Raquel Tesone

PH: Joaco Cardoso

Héctor Diaz comenzó sus estudios de teatro con Pompeyo Audivert en 1991 y luego participó de diversos talleres de entrenamiento actoral a cargo de Ricardo Bartís, Giussi Danzi (discípula de Grotowsky) y Javier Daulte, entre otros. Además cursó estudios de técnica vocal a cargo de Magdalena León, de Psicodrama Psicoanalítico con E. Pablovsky y de Expresión Corporal con Laura Falcoff. Como actor participó en obras de Javier Daulte, como “Faros de Color”, «¿Estás ahí?»; en obras de Rafael Spregelburd, como «La Modestia», «Bizarra» y «La Estupidez»; y en «La Escala Humana», de Spregelburd, Daulte y Tantanián. Además actuó en “Pater Dixit”, “El Pasado”, “Museo Soporte” y “Marcos”, dirigido, en todos los casos, por P. Audivert. Bajo la dirección de Daniel Veronese actuó en la obra de teatro “Los amigos de ellos”, “Bajo terapia” con la nominación para los ACE 2015.(se puede ver online en Teatrix), Como director hizo “Paria” de A.Strinberg presentada en el C.C.Recoleta y se ocupó de la dirección actoral de “El Malogrado”, sobre texto de T.Bernhard presentada en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín. Por sus trabajos en teatro recibió nominaciones a los premios Clarín, GETEA, Arte Vivo y Teatro del Mundo y ganó el Premio Trinidad Guevara por “La Estupidez”. En cine participó en algunas películas independientes (entre ellas “Glue”, “ “Vísperas”, “A los ojos de Dios”, “Por razones personales” entre muchas más.) y en algunos unitarios para TV como “Sol Negro” y “Malos Conocidos”. Actualmente en cartel en el Teatro El Picadero, está actuando junto a Paula Ransenberg, Jorge Suárez y Laura Oliva en la obra de teatro “Laponia” bajo la dirección de Javier Daulte. 

Bienvenido a mi consultorio. Podés recostarte o quedarte sentado, como te sientas más cómodo para poder contarme por qué consultás.

Voy a probar (se recuesta). Me analizo pero nunca hice diván. Consulto porque hace un tiempo abrí un contacto con mi otra veta artística, yo estudié en la universidad la carrera de Comunicación Social y esto implica otra estructura, otro formateo de mi vida porque lo artístico no aparecía nunca como una inquietud. Cuando lo artístico apareció, fue muy importante y muy fulgurante, y hoy que han pasado ya varios años de esa elección, fortuita en principio, casi unos 30 años atrás, ya tengo 56 años, me sorprende que el motivo de mi consulta sea que hay algo del otro campo que me interesa más allá de la actuación. En otras áreas pude investigar como director e incipientemente como autor y me fue súper bien. Escribí una obra de teatro que fue muy bien recibida. Ese campo de la escritura, lo quise explorar por eso estudiaba periodismo y ciencias de la comunicación, y no estaba tan lejos, pero a la vez es una zona muy traumática y de obstáculos autoimpuestos. El Superyó, siempre ejerció un poder enorme en este área, porque en el campo de la actuación, me daba más permisos. Creo que había más contenidos que hicieron que me pudiera dar más permisos y pudiera explotarlos lúdicamente y en cambio, la escritura fue un espacio de mucha crítica. Hay una lucha interna que sigue existiendo entre el que se suelta a jugar y el que le inhibe ese juego. Una pulseada. Y este es mi motivo de consulta, y me sorprende porque dejé la Universidad por hacer teatro. La carrera de periodismo no la ejercí, no se realizó, pero me interesaba sobre todo desde la escritura. Ahora noto que más allá de la buena recepción que tuvo la primera obra que me animé a escribir; eso no me dio la suficiente confianza para liberar esas ataduras.

¿Cómo se llama tu obra de teatro?

Amor de película. Tuvo muy buena crítica, y algunas nominaciones a premios. Al principio, tal como me pasó como actor, todo fue muy fulgurante, dejó una marca fuerte. No actuaba en la obra. La escribí y la dirigí con un equipo de excelentes actores. Supuse que iba a ser un eslabón más en mi necesidad de escribir. Fue en el 2018 y estuvo casi 2 años en cartel, después vino la pandemia y tuvimos que suspender las funciones.  Empecé a esbozar otras ideas, pero este aspecto autocrítico, hizo que abandonara esas ideas en una zona muy germinal. Y me sorprende porque me analizo hace más de 20 años y siento que he trabajado mucho este Superyó con diferentes psicólogos. Pero en el campo de la creación literaria este aspecto aún tiene mucha fuerza.

¿Y cómo te puedo ayudar a que le demos un saque a este Superyó ? (Entra Franz Kafka mi perro, y lo llamo por su nombre para que no interrumpa)

Es Franz, ¿no?, porque escuché Fran y me hizo pensar en Fran, mi personaje de la obra ¿Estás ahí? de Javier Daulte. Ese personaje fue un eje en mi vida actoral. Era un obrón… Me quedé pensando que ese Superyó sigue haciendo su trabajo en el actor también aunque lo tengo mucho más domado por el hecho de poder ejercitarlo y darle pelea seguido. 

¿Y si dejas de pelearlo y lo sacas de escena? Si está para joderte, ¿por qué te resistís a dejarlo después de tantos años de análisis?

La resistencia viene porque mal o bien, la pelea con él se da en un espacio conocido, y en ese sentido, me da cierto confort.

¿Cómo se originó este aspecto en vos?

La teoría última y la que siento más apropiada por que la pude desarrollar más en mi última terapia, tiene que ver con un niño que fue testigo de ciertas problemáticas de sus padres. Yo vivía el padecer y el conflicto de cada uno de mis padres individualmente, con la obligación de mantener en secreto lo que yo sabía, cosas de cada uno que tenía que guardar. Oficié un poco de extraño moderador fantasma y esa cuestión de mantenerme en la sombra, visto desde hoy, me dificulta cierto protagonismo en el presente. Y sigue friccionando como síntoma, evidentemente sigue operando. La conclusión sería: son más seguras las sombras porque mal o bien, no recibo la mirada… y es muy loco por cómo funciona este aspecto respecto del actor, que está obligado a ser observado y cómo pone en jaque, a ese fantasma, todo el tiempo. 

Es decir que en la actuación ese fantasma al estar obligado a ser observado, lo podés pilotear y, en cambio, la escritura es lo que se produce en soledad, y la mirada del público viene después.

Exacto. Y la mirada que sigue operando es la propia. Y después de ese fulgor de la buena repercusión de la obra, volví al caparazón. 

¿Y de qué trata tu obra Amor de película?

Soy muy cinéfilo y me sentí cómodo de poder hablar del cine en el ámbito del teatro. Era la historia de un amor imposible (imposible, por lo generacional), entre un guionista ya un poco en baja (que intenta venderle sus ideas a un productor) y una youtuber. El productor piensa que la youtuber va a renovarle la mirada a este guionista con ideas un poco antiguas. Cree que la youtuber lo va a desentumecer y, a la vez, el guionista puede aportarle a la youtuber una estructura técnica de trabajo, porque sabe cómo escribir un guión. Entonces están obligados a escribir un guión juntos y de alguna manera va naciendo este amor deforme entre ellos. Deforme porque se llevan muchos años y uno no piensa que pueda aflorar un amor o algo de interés entre ellos, pero de alguna manera, surge.

¿Por eso es “de película”? Eso en la realidad, ¿no pasa?

En mi realidad sí. Estoy hace 11 años en pareja con una mujer con la que tengo mucha diferencia de edad y ya pasó esa instancia de que esa situación podría o no ser, y ahora tenemos una hija. 

La hija es la legitimidad de ese amor y ahí el Superyó te dió permiso.

Exacto. Y de hecho, me permití explorarlo con una obra. La obra no trata de nosotros. Me puse una excusa dramatúrgica, que era que debía suceder en dos espacios: una productora de cine y la casa del guionista. Y a partir de ahí, empezó a tomar forma una especie de  thriller y esos dos espacios, comienzan a funcionar en simultáneo. La historia de amor es una historia de fondo y es una gran excusa para contar algo que en realidad es la construcción de un guión que va avanzando con tropiezos, con dificultades. Hay otro personaje importante, que es un burócrata del Instituto del Cine, más el productor con su secretaria. Esta paleta de personajes le dan un tono policial a la obra. Se van cruzando planos, es como una mamushka. Finalmente del amor entre el guionista y la youtuber, es solo una promesa, solo hay una mirada final entre ellos. Su vínculo se cuenta a través del guión que van escribiendo y no a través de ellos mismos. El guión llega más lejos que la historia real. Y hay un solo un filón, en el  final, donde les cae la ficha de que estaban hablando de sí mismos, y se produce un cruce de miradas nuevo entre ellos dos, una mirada que va a inaugurar algo diferente. 

¿Y podremos inaugurar una mirada diferente en esta sesión?

¡Me encantaría!

Empecemos por mirar a ese guionista que está en las sombras en la escena de tu infancia. Me pregunto si ese niño cree que su misión es guionar el amor entre los padres y sus secretos.

Si. (Silencio) Inclusive, con la concreción de una obra, uno podría decir que junto con ella se rompió el personaje del fantasma y que el Superyó dejó de tener entidad. Ya está. Ya construiste esta obra, ¿entonces ahora cuál sería la traba…? Me quedo sin excusas. Pareciera ya haber ocurrido y haberse destrabado, pero es increíble cómo sigue operando psicológicamente. Me hace acordar a una publicidad de jabón de lavar que hablaba de los “verdes en-zolves” que eran como unos muñequitos qué se comían toda la suciedad, y se multiplicaban. Así siento que se vuelve a reconstruir el Superyó y vuelve a la carga de manera multiplicada, y de manera multiplicada, se lo limpia y se lo destruye. Y obvio que hay una manera más brutal y de acción, que es darle una patada y que se corra simplemente. Es una forma más de acción.

Y si eso ocurre y dejas de mirar el amor de película de tus padres, la fantasía es no mantener más eterno al niño guionista y a sus padres…

Si. Es mantener una fragilidad que a mí me ha hecho fuerte. Por eso es muy difícil destruirla porque hay mucha construcción sobre eso. 

Entonces, dejas al niño en esa escena en las sombras con sus padres. 

Esa frase es muy detonante. Hay algo de lo frágil y de la dificultad para exponerse, y esto lo digo como actor llevándolo a cada función, parece que siento esto desde un lugar indomable, esta exposición como un peligro. Obviamente como tengo más herramientas como actor, profesionalmente hablando, sumado al trabajo terapéutico que acumulo, muchas veces puedo corregir el rumbo en una función. Solo yo lo sé y lo he llegado a padecer durante funciones enteras. En muchas ocasiones es una demanda que me deja exhausto. 

Es una lucha interna difícil de sobrellevar… ¿Y cómo era ese amor de tus padres?

Era un amor opaco. Mis padres eran muy grandes cuando me tuvieron. Mi papá tenía 50 años y 48, mi mamá. Y a mi hija la tuve a los 53 copiando un poco la matriz (risas). Y estuve muchas veces en parejas que no pasaron de los 3 años. Hasta esta vez.

Este amor te llevó a la matriz de la diferencia de edad y pudiste darte cuenta que allí no radicaba el problema entre tus padres.

Si, llevo a otras orillas y no a estar cruzando el río todo el tiempo. Pero el amor de mis viejos fue un amor nada vistoso para mí, un amor en decadencia. Con un padre muy entero como hombre pero jugando todos esos aspectos viriles por fuera de la pareja. Yo fui testigo de esa zona. Mi padre era un seductor eterno. Y mi madre aceptaba su lugar de víctima, pero haciéndome testigo de su padecer. En definitiva, era testigo de ambas partes, pero no estaba en el rol de vaso comunicante ni como explícito comunicador de lo que pasaba entre una zona y la otra, sino que mantenía esas dos áreas separadas y en secreto. Eso fue demasiado peso para un niño pequeño.

Un gran peso… Ser actor es ser otro, vivir la historia de otro y el guión queda en manos de otros. Fíjate que en tu obra de teatro no actuaste.

Me parecía mucho haber escrito y dirigido pero también creo que lo que estás diciendo vos es que así me mantuve en las sombras.

Y así conservas separado al actor del escritor. El actor es otro, no está Héctor aunque esté tu verdad y tu singularidad, es otra la exposición, en cambio, el escritor está solo, y es testigo de la historia de otros. Pirandello en su obra Seis personajes en busca de un autor explica maravillosamente cómo los personajes le demandaban en su fantasía seguir con la historia. Así estás vos con tus padres, reviviendo ese aspecto que te encarcela y cercena tu libertad creativa, ¿es para seguir escribiendo la historia de ellos?, ¿será un precio a pagar porque vos sí hiciste tu historia? 

En mi terapia estoy llegando a ese punto, aunque lo hayas alumbrado de otra manera, pero sí siento como una deuda y parte de la solución está emparentada con dejar de pagar (risas). En teoría y en plenitud de lucidez, estoy convencido que no le debo nada a nadie, pero en las sombras del Inconsciente, sigue operando esa sensación. Se juntan muchas cosas. El silencio de ese niño fue muy resonante. Al margen de eso, otro aspecto que ha alimentado bastante al síntoma que vengo describiendo, es que mis viejos no llegaron a verme actuar. Perdí a mi vieja a los 17 y empecé a interesarme por el teatro a los 26. Y mi viejo falleció cuando yo tenía 27. Si bien llegué a estrenar una obra, antes de que él falleciera, ya estaba achacoso y no pudo verla. La mirada de ellos,  tengo la sensación que me hubiera dado…, una confirmación de una identidad  propia (más allá de la aprobación ó no). Creo que el niño silencioso y esa “falta de mirada” de mi funcionamiento en plenitud, son cosas que se cierran como en una cuña, para dar cuenta del problema.

Y hoy decidiste no mirarme.

(Risas) Pero como una curiosidad porque nunca hice de diván y siempre esperé que mis psicólogos nuevos me lo propusieran y nunca llegó. 

Pero llegó tu deseo de no mirar justamente cuando estabas hablando de tu deseo de ser mirado. Y quizás esta sesión inaugure el armado de una mirada propia sobre tu identidad que ya no tenga que ver con la mirada de tus padres sobre la base de tu curiosidad: qué pasa si me miro y no estoy pendiente de la mirada de Raquel. El actor nace después de la muerte de tus padres y quizá haya una fantasía de que los mataste para ser quién sos, y hay que pagar esa culpa, y tal vez, por eso te cagas en el escritor. Dejas al niño que siga en la sombra y lo dejas hablar sobre la historia de otro. ¿Qué pasaría si sale de las sombras para encarnar y escribir su propia historia?

(Silencio) Es curioso por qué tomé la decisión de no mirarte y va más allá de la curiosidad que me diera. Me parece muy saludable pensarlo desde el lugar que vos lo decís: decidir mirarme. Por otro lado, respecto de la dramaturgia, soy una persona de consulta permanente, en el sentido de que soy muy buen lector y muy buen acompañante de los procesos de escritura de los demás. Al punto tal que llegué a pensar en transformar esto en algo redituable, en ser una especie de curador de la escritura de los demás. Son infinitas la cantidad de veces que me consultan y los agradecimientos que recibo. Y me doy cuenta que puedo ver en los materiales de otros dónde están las puertas de salida y las posibles soluciones. Pero cuando vos me hablaste ahora de encarnar mi propio yo, ahí pareciera que no lo hago.

¿Para ser curador de la historia de otros?  ¿Tu misión era curar a mamá y a papá?

Es un intento vano desde el comienzo. Imposible. 

Los psicoanalistas sabemos que es imposible y por eso, nos resignamos con curar a otros.

(Risas) ¡Ya esa palabra!: ¡»curador»!  

¿Cómo ser curador de tu obra y hacer lo mismo que haces con aquellos que te están agradecidos? No parece que juzgues con la mirada crítica de tu Superyó a los demás.

Es una mirada crítica pero muy amorosa, cero juzgadora y, muy por el contrario, alienta. (Silencio) No lo pensé, no venía con ningún motivo de consulta previsto, pero evidentemente por algo surgió este motivo. Y el hecho de que me hayas puesto un marco me hace dar cuenta que el marco, en realidad, estaba bastante nítido. (Silencio) Estoy pensando en unas palabras que todavía me hacen resonar como “curador” (risas) ¡Es increíble!. (Juntó sus manos y aplaudió)

Enmarcamos este espacio para desen-marcar lo que marca a ese niño en las sombras y poder sacarlo de esa escena donde quedó atrapado.  Tu aplauso y tu silencio parece ser un click importante para que ese niño deje de pagar una deuda fantaseada, pueda reescribir su historia y curar sus propias heridas. (Silencio) (La gata se sube encima de Héctor y se queda como empollando y hasta ese momento solo lo miraba sentada en el apoyabrazos de mi sillón sumamente quieta)

Estar acá me da lugar a la terapia del silencio. Me doy cuenta que por mi carácter,  generalmente tiendo a salir a cubrir el silencio. 

Y en tu historia el silencio es traumático.

Por eso acá si puedo.

Es un silencio elegido, no un silencio impuesto. Y acá la curadora es Mafalda (la gata) que fue hacia vos en el momento justo.

El calorcito que me dió… (Silencio) está todo ahí… Estoy teniendo una sensación de «entonces, todo es posible».

Es posible. Ese Superyó te ayudó en tu fragilidad, te dió una estructura y un marco, pero ahora hay un espacio que podes ocupar en reescribir y en mirarte, dándole calor a ese niño para que se pueda expresar sin sentir más culpa. Y hoy decidiste mirarlo. (Silencio)

Siempre creí que el miedo era el único motor. Creí que podía doblegarlo, pero no. Por eso, lo respeto mucho, como si fuera la única fuente creativa y… hoy me llevo de este encuentro…, que quizás no es tan así.

En esta sesión apareció la curiosidad, otra gran fuente de creatividad. No tuviste miedo de hacer diván ni de estar en largos silencios para luego, poder iluminar con la palabra la escena donde el niño se quedó trabado. 

(Silencio) Es un enfoque muy veloz.

Con tus años de análisis y tu predisposición, pudimos llegar acá.

¡Bienvenida la curiosidad entonces!

Dejamos acá con tu grata bienvenida.

Gracias Mafalda. ¡Y encima se llama Mafalda! (Risas)

DEL OTRO LADO DEL DIVÁN:

Me sentí con Héctor como si fuera un analizado con el que vengo procesando cuestiones muy profundas y en un momento podría surgir un insight (un click, una toma de consciencia). No puedo dar cuenta de esta sensación contratransferencial, pero a esta altura de haber transitado la experiencia con artistas que vengo siguiendo en sus obras, como lo sigo a Héctor, si bien, no me intereso en sus vidas privadas, lo que se refleja en el escenario es, a mi criterio, un hecho artístico terapéutico que me trae la sensación de «conocerlo». En este gran actor, hay tanta verdad tanto en sus personajes y como en él que lo encarna, que logra hacer un cruce de planos intersubjetivos como en las mamushkas (retomando la metáfora de Héctor).

Al terminar de desgrabar, se despertó mi curiosidad, (bien-venida), de volver a leer mi nota de la obra “¿Estás ahí?”, en virtud de su asociación con mi perro Franz y Fran, y me pregunté que tenía que ver con él este personaje que fue eje en su trayectoria.  En esta obra Héctor monologa con el fantasma de su mujer muerta, y lo protagoniza con una maestría impresionante. Él sabe de eso que trasunta lo Inconsciente, lo “actúa” pero también actúa en su subjetividad, en su pulseada con el Superyó que lo invita a cumplir con la misión de sostener el amor “imposible” de sus padres, con sus secretos y con las consecuencias traumáticas que tuvo que sobrellevar en análisis por haber sido puesto en el lugar de testigo y “cómplice” de los secretos que debía guardar. 

Tomo las palabras de Héctor cuando habla de su propia obra de teatro “Amor de película” ya que transmiten con claridad el deseo que funda su motivo de consulta: “una mirada que va a inaugurar algo diferente”. Y me refiero, a la mirada de él, y a su decisión de encontrarse con ella en Al diván. 

En esta sesión se juega su deseo de correrse de la novela familiar al sentir que es posible habilitarse con su palabra y hacer una retranscripción de esta historia para reescribirse. El dice de su obra que “el guión llega más lejos que la historia real”, y su deseo de ir más lejos para guionar su historia, es lo que le permite ser aquel que no pudo ser y quien es, un gran actor y escritor. 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.