INICIO/LITERATURA/POESÍA

A LA VIDA… – Por Luciano Buzeki / LA VIDA – Por Rachel Revart


A LA VIDA… – Por Luciano Buzeki

Y así caminé por las aguas turbias de mi mente, tropezando con la ansiedad que aqueja a mi alma rabiosa; encima: La náusea.

La náusea de sentirse uno sin destino, sabiendo que cada quien tiene uno, anclado como barco en el puerto esperando la señal para partir.

Y se siente la inercia de la vida, pero todo es aparente, porque todo, absolutamente todo tiene movimiento, nauseabundo la mayoría de las veces, distorsionando tiempo y espacio.

Sólo los que no están ciegos pueden ver este movimiento inerte, solo los que tienen la marca de Caín, los que están pagando un pecado masivo y lo hacen consciente.

No quiero que me hablen de cielo ni de infierno, eso está vivido, ulcerado en mi piel, y sabido por más de uno en este planeta.

Porque mejor no me hablan de redención, de amor, si de amor. ¿Estoy pidiendo mucho…?

A vos te digo, a vos, que entre el vaivén de un mundo enfermo encontré tus manos, y aun sin poseerlas, sin tomarlas, hizo que temblara mi voluntad, derrumbando los muros que separan la sutileza de los sentidos, no de aquellos sentidos planos, terrenos, si no de los que se vierten en cada instante realmente vivido, de aquellos que unas pocas veces tenemos oportunidad de conocer.

Lo cruel todavía golpea mi piel, es inevitable, siento las llagas que deja el tiempo, siento como el dedo único del inquisidor remueve mi carne, y aun así, te siento como la primera vez.

Sobrevivo a todo o a casi todo, por eso deseo ya la muerte, la que viene de tus ojos con afán de desarmarme, de dejarme postrado a la respiración agitada, al movimiento de los huesos cansados. Sobrevivo a todo o a casi todo, por eso deseo ya la muerte, esa que me das en madrugada y se mezcla con la sangre, los cigarros negros y el olor a alcohol apenas consumido, ya es hora, la muerte se aproxima y cae encima del sillon cubierto de libros y de musica.

Bendita muerte que destruye y construye versos, pinceladas al óleo, marcando con precisión el contorno de cada suspiro exhalado.

Convulsiona mi alma, mi rica y pobre alma, me pregunto si es tan pura como dice aquel pájaro lejano, solo se de pureza cuando tu mano me apuñala dejándome desnudo, parado frente a mi propio espejo. Pero que bellos colores fluyen de mis venas, del acero incrustado, de tus ojos dorados anunciando partidas, muelles vacíos, fúnebres domingos, y es ahí cuando se me viene encima la vida, las revoluciones postergadas, la billetera vacía y la náusea habitual.

La mesa está servida y yo sin ti.

Llegó la hora, es nuestra hora, no te distraigas ni le prestes atención a la tristeza que arrastro, regalo de esa luna infinita, tampoco te sientas amenazada, las prisiones son propias de los extraños, de aquellos que fingen conocerse, nada tiene que ver con nosotros, podes ver a través de mi ventana, estas delante del huracán y aun asi, te quedas parada frente a mi.

A veces vuelvo a nadar en la ceguera universal, en la tortura cotidiana, pero ya no puedo ignorar lo que se va gestando, lo que implota y explota, ya no puedo negar los mares internos y lo sublime de los momentos que nos regala aquel que no tiene nombre.

Salgo del fondo para respirar, para que toque mi cara el sol, tu sol.

Tú, tan grande en los pequeños gestos, ahora lo veo, ahora que estás tan lejos, caminando entre tumbas, lista para despegar a otros mundos, que ciegos somos a veces, me sangran los ojos, la distancia, la condena de extrañarte.

Deja todo un instante y antes que nada y después de todo, te ruego que me mates.

Toma impulso y matame, quiero sentir tu lengua deslizándose por la memoria, por los símbolos que nos regalan los sueños, por tus hermosos regalos.

Mírame, me he vuelto azul, me pesa la inexistencia de estar entre mapas que me separan de ti.

Me diluyo entre visiones y lenguajes que intentan volverse negros y tu recuerdo los pinta coloridos, en lo alto del cielo.

Cuanto vuelo nos falta, cuántos viajes internos, cuánto alimento, aun así nos volvemos aves, ¿te dije que recupere mis alas?

Cierto, si solo vos supiste que las tenía escondidas, detrás de la puerta sin nombre, cuánto tiempo pasaron desapercibidas hasta que se posó tu mirada para descubrirlas y salvarlas de la carroña.

No le temo a tu vuelo, como temerle a quien me enseñó cómo volar.

Le temo al olvido que lejos o cerca flagele mi ser en ti y entonces ahi si, dejame vivo pero muerto, más muerto que vivo, la muerte que descompone, no la que absuelve, la que te deja en la espera de que la nada vuelva a tomar forma, que punza la espina en lo profundo, que se vierta lo podrido, recuperando la cordura perdida.

No quiero ya la cordura de unos pocos, quiero ser el que soy, el que llora en una esquina por las letras perdidas, el que corre detrás de lunas nuevas y mensajes sin papel, el que grita por salvar lo que parece insalvable, el que crea con sus manos aunque duelan de vacío y vida.

Ya es hora, nuestra hora,nahora nos toca lo sublime como hace siglos, por eso espero nuevamente el verano que te trajo con tu boca llena de flores. La mesa está servida y yo aun te espero, la dirección sigue siendo la misma, mi puerta tiene tu nombre.

LA VIDA … En respuesta a Luciano Buzeki – Por Rachel Revart

Dedicado a Hérnan Gérez y Carina D’Alvia (HyC tango y Compañía HyC tango) y a mi psicoanalista.

La puerta sin nombre hoy tiene mi nombre y ya era hora que llegara nuestra hora. Tu náusea y tu angustia son parte de mí. La mesa está servida, las cartas echadas. La apuesta es jugar con un destino marcado sabiendo que no todos jugamos las mismas cartas, y sólo quienes lo desean, apuestan por mí. No te condenes a la inmovilidad, esa partida la gana la muerte, ella es quien espera envolverte y atraparte para que la convoques vivo mientras te hundes a la deriva de tu mente. No esperes en vano un verano en tu territorio más conocido: tu invernal soledad. Atrevete a mirarme y a tomarme, estoy a tu lado y no lo logras percibir. No me dejes deambulando entre las tumbas de tantos difuntos, de los muertos enterrados y de los muertos vivos que me habitaron, ni me pierdas en tu infinita penumbra, tomemos la misma dirección y dejá de estrellarte a contramano con rabia llevándome por delante. No me sigas buscando en tus letras perdidas, yo brillo en tus palabras plenas de poesía. Decís no temer a mi vuelo y si a mí olvido. Yo le temo a tu olvido porque una vez que he descubierto tus alas, ¿qué más queda? Sólo queda volar juntos más allá de tus cielos y tus infiernos inventados, en éste mundo donde la cordura está perdida y no hay retorno posible, no sigas pretendiendo ser cuerdo, y sentite afortunado de ser un loco que reinvindica la poesía. No me ruegues matarte si no soy yo quien te olvidó ni quien te ignora, es el poeta con alas que se suicida al no soltar sus palabras, al no tener la generosidad de poblar este universo con ellas en busca de estrellas y lunas nuevas. 

No hay mapas que me separen de vos, salvo los que dibujas en tu mente, yo solo sé de una geografía que no tiene fronteras y que se expande en múltiples dimensiones. 

Recorreme.  

No me digas que encontrás mis manos sin tomarlas, si siempre están cerca de las tuyas.

Apretalas.

Disfruta poder sentir tu cara al sol y hundirte en mí mirada que refleja lo más bello de tu ser: ese poeta embargado por la náusea sartriana, derribando muros al vibrarme intrépida e incierta. No pidas que te hablen de amor, habla y escribe sobre tu amor… Y ama. Deja que te ame quien puede amarte. Aunque bien sabes que amar «es una hazaña» y que hay que tener valentía para derrapar al punto de dar ese «salto al precipicio»… y si lo piensas mucho, nunca te lanzarás, así lo piensa Jean-Paul.

Amame. 

Volemos juntos a los planetas incógnitos de las letras encontradas y busquemos nuevos lenguajes, quizá no sea mi sol que ilumine tu rostro, y encuentres tu sol en tu poesía. No te entierres en las tumbas con tus muertos. Juntos podemos transformarnos en pájaros que sobrevuelan las quimeras entretejidas de hilos de ensueños. No desees la muerte pero puedes bendecirla, ella no viene de mis ojos a buscarte, ella está presente para que puedas valorarme. No la dejes caer encima de tus libros y tu música, y deja de bañarlos en su oscuridad y en sus humos etílicos. No le permitas que ingrese en tus domingos para tornarlos funestos, ni mucho menos en tu vacía billetera, si no es allí donde radica tu verdadera riqueza. Sé quien sos y no sobrevivas.

Víveme. 

Abrazame con tu huracán que yo lo abrazo sin sentirme amenzada. Desconozco las prisiones que sólo existen en las certezas que crearon los humanos para razonarme en vez de vivirme. La única certeza es la muerte. Yo soy tu destino y yo soy tu barco. Toma el timón antes de esperar la señal del puerto para la partida, todos mis puertos te llevarán a un viaje eterno que no conoce la inercia de lo mortífero. Intenta navegar en el movimiento de mi danza. Bailemos juntos y conocerás que no hay tiempo ni espacio, y que sólo son derivas de una imaginación que intenta ordernar mi caos.

Des-ordename.

Y por favor: no me sigas esperando. 

Abre la puerta que ya tiene mi nombre.  

La dirección es la misma. 

La mesa está servida.

Si es nuestra hora, es-ahora.

Ya es hora. 

Estrujame.  

Podés sentirme como la primera vez siempre abriendo tu boca llena de flores. 

Devorame. 

Soy un plato fuerte y exquisito.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.