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Desmadre, desnaturalizando lo habitual -Dirección: María Fe Boveri – Por Mauro Pretti

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Fotos Por: Mariano Barrientos

Tres actrices en escena nos llevan por pantallazos sobre un recorrido habitual de la vida y las obligaciones para alcanzar el principado. Se desenvuelven como roles en diferentes escenas, y no como personajes. Exponiendo situaciones de abusos de poder, representadas por un oprimido y dos opresores.

El show como medio de salida al desencanto que nos provocan la tragedia de vivir desinformados, creyéndonos informados, con la presión del mandato impuesto por los antecesores. Las presiones que recibe la mujer al crecer. ¿Qué debe estudiar? ¿Cómo se debe desenvolver en el hogar? ¿Cómo se debe vestir y comportar? La obligación continua de cumplimentar ese mandato para convertirse en “La Princesa” de alguien. 

Todo el peso y la responsabilidad de la realización para llegar a ser “la coronada” por sus padres.

¿Cómo se debe ser en una sociedad regida por estándares de normalidad, seriedad, y felicidad? 

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Transita desde el el nacimiento, el crecimiento y el desarrollo con la violencia que comienza en el ámbito familiar y réplica en el resto de la sociedad, el trabajo, las leyes y el deber. Regidos por el impuesto de lograr ser.

¿Cómo influyen los relatos poderosos que se expanden en la sociedad? Lo que hay que hacer para ser feliz en las grandes ciudades, qué comprar, cómo vivir, el humano alienado como máquina en loop para autosatisfacer esa necesidad impuesta. La publicidad globalizada y los diferentes idiomas que dejan ver siempre ese mensaje de que no somos hasta alcanzar aquello que finalmente nunca alcanzaremos. El instante que pasó y ya no es. Que no alcanza con hacerlo una vez. Sino se mantiene, no se tiene. Que todo lo que soluciona aquello que nos provoca insatisfacción y dolor viene en envase, se toca, es una píldora una bebida o un paquete, y que todo aquello tiene nombres y slogans.

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Desde que comienza la obra se repite: «soy feliz», unas cuantas veces con una sonrisa dibujada en el rostro. Se dice en palabras, se transmite en fotos, y se expulsa en cada show que aparece cada vez que el orden entristece. La escapatoria clara a lo que (a)parece organizado, humanamente inhumano, el lugar que ocupa el diferente en este mundo ordenado. 

Las consecuencias de la mala comunicación distribuídas en noticia y como humor. El machismo, los cabarets,  y los castigos de ser rehén.

El mundo conectado, las grandes ciudades y el individuo “informado”. La gran excusa de que ahora se vive mejor y más enterado. Y lo que resulta oculto en las sociedades sometidas: la trata de personas. 

Se desarrolla en la última parte de la obra un mapa de origen y destino elegido por los secuestradores, un perfil de víctima, sus comportamientos al ser rehenes y sus diferentes finales trágicos. 

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Como en la vida misma, la obra transcurre muy bien sobre el comportamiento y las relaciones humanas, la jerarquía y las obligaciones impuestas al sometido, que dispuesto o no termina aceptando ese sometimiento con la certeza impuesta desde la niñez y repetida sobre el crecimiento.

El mensaje claro sobre reflexionar y conocer sobre lo que sentimos si no estamos de acuerdo con lo que hacemos y quienes somos se hace mas fuerte al final. Desafiar lo habitual asimilado como normal en un presente violento.

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Dirección: Maria Fe Boveri

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Apúrense a verla! ultima función este sábado 29 de junio a las 19.30 hs en el Centro Cultural Archibrazo -Mario Bravo 441, CABA-

La entrada es a contribución consciente previa reserva solicitada a desmadre.dlh@gmail.com

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