Texto: Henrik Ibsen /Adaptación y Dirección de Lorena Ballestrero

El 21 de diciembre de 1879 se estrena en el Teatro Real de Copenhague, Casa de muñecas, primera obra de Henrik Ibsen que tuvo una gran repercusión social
La trama de la obra de Ibsen exponía la sociedad noruega sin máscaras y ponía sobre el tapete la situación de la mujer en la estructura social de la época. Tal fue el revuelo que en muchos lugares del mundo se prohibió su representación y, como ejemplo tenemos nuestro cine argentino que, en 1943, recién se animó a llevarla a la pantalla grande con la inolvidable Delia Garcés, pero cambiándole el final por la mismas razones que causaron conmoción en su estreno, haciendo que la protagonista (Nora), regrese arrepentida a la casa familiar con sus hijos.

La adaptación de Lorena Ballestrero es efectiva respetando el espíritu original del texto y enfrentándonos a constatar que, en realidad hay muchas cosas que aún no han cambiado, a pesar del paso del tiempo y las luchas sociales. La dirección se apoya en una escenografía de diseño propio de la misma Ballestrero, en un diseño coreográfico perfecto de Verónica Litvak y en un sugerente vestuario asesorado por Maite Corona; todo esto amalgamado resaltó el clima de delicada opresión que sufre Nora, sumergiéndonos en su mundo de muñecas tan irreal.
El diseño de luces de Ricardo Sica y la música original de Ana Larrubia, con mezcla de sonido de Manuel Cano acentuaron, aún más, toda la atmósfera «ibseniana» que requería la historia.
Malena Figó (Nora) compone una máscara que, poco a poco, va cayendo y rompiéndose hasta la decisión final del gran cambio de su vida. Su actuación va pasando por todo ese proceso de descubrimientos y nos muestra su ahogo, su desesperación, su amor, su orgullo y, por sobre todo, su fortaleza como mujer.
La acompañan en su devenir Marcelo Mininno (Torvaldo), Yanina Gruden (Cristina), Pablo Caramelo (Rank) y Martín Urbaneja (Krogtad), todos con una férrea mano directriz de crear la atmósfera necesaria para la decisión de Nora. Urbaneja, en su Krogtad, se impone con una actuación potente que eriza la piel en varios momentos. Pero es Karina Antonelli, con su personaje chiquito casi mudo, que va espiando la historia como si fuéramos nosotros y la va contando con su cuerpo, dando una demostración que para un actor no hay personajes pequeños cuando detrás hay una gran actriz. Un aplauso para ella que, además, le pone su voz a los temas musicales.
Ballestrero, como directora, se ocupa de todos los mecanismos de la obra y se nota: tanto escenografía, música, vestuario, iluminación y marcación de actores están bajo su batuta con una meta bien definida y lleva el barco a muy buen puerto. ¡Un excelente trabajo de equipo con una muy buena capitana!
Una casa de muñecas los espera, no sólo para «degustar» una buena adaptación de Ibsen, sino para enfrentarnos a un texto que conmueve siempre.
Diseño de luces: Ricardo Sica
Diseño sonoro: Lorena Ballestrero y Ana Larrubia
Música original: Ana Larrubia
Voz en los temas musicales: Karina Antonelli
Grabación, mezcla y máster: Manuel Cano
Diseño coreográfico: Verónica Litvak
Asesoramiento en vestuario: Maite Corona
Diseño de escenografía: Lorena Ballestrero
Realización escenográfica: @lumah_realizaciones
Pintura de escenografía: Francisca Amigo Heras
Asistentes de pintura: Gal Vukusich, Emilia Tessi y Betina Pavetti
Diseño gráfico (piezas y escenografía): Laura Rovito
Fotografías: Grisel Filipini
Prensa y difusión: Caro Alfonso
Asistencia: Agustina Ferreyra, Meel Arcuri y Brian López
Producción ejecutiva: Mariela Rojzman
Adaptación y dirección: Lorena Ballestrero