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AL DIVÁN MORA RECALDE 2 en Reconsulta cinematográfica – Por Dra. Raquel Tesone

Fotografías: Joaco Cardoso

Recomendamos la lectura de Al diván Mora Recalde 1era. consulta con Dra. Raquel Tesone : https://revistaelinconsciente.com/2019/02/01/al-divan-mora-recalde-por-dra-raquel-tesone/

Mora Recalde es una actriz argentina, nacida en Buenos Aires en 1977.  Se formó en actuación con Agustín  Alezzo, Raquel Sokolowicz y Carl Ford entre otros. 

En cine trabajó en la películas Crónica de una tormenta, 1976, Hija, El silencio del Cazador, Unidad XV, Sinfonía para Ana, Juan y Eva, Piedras, El ayuno, Capital (todo el mundo va a Buenos Aires), Granada y al paraíso, La revolución es un sueño eterno, El padre de mis hijos y El día trajo la oscuridad.

Por su trabajo en El silencio del cazador recibió el premio Patacón Mejor Actriz, y por su rol en El día trajo la oscuridad fue nominada a los premios Cóndor como Actriz Revelación.

Participó también en diversos programas de televisión como Tierra Incógnita, 2001, Manual de supervivencia, Valentino, En viaje, Socias, Amas de casa desesperadas, Las huellas del secretario, Amores de historia, Para vestir Santos, Valientes y más. 

En teatro participó en numerosas obras en la que se destaca su trabajo en la obra Indepencia por el que fue premiada con el premio ACE Actriz Revelación.

Bienvenida nuevamente Mora a mi consultorio. Como ya tuvimos una consulta en 2019, me gustaría saber por qué reconsultas hoy, y si estás más cómoda haciendo diván, podés recostarte… (se recuesta en el diván)   

En esa primera consulta hablamos de qué es ser mujer, y pensarnos en las mujeres en este contexto, creo que es tan dinámica esa sensación ¿no? Y no sé si estoy parada en el mismo lugar que la vez pasada respecto a este tema, ni sé si es la pregunta que más me hago ahora respecto a la vida. Hubo un momento que esta cuestión me interpeló mucho y, en ese entonces cuando nos vimos, tenía que ver con esa rabia general de sacarse el velo y cómo nos cagaron todos estos años estando a merced de un sistema que ponía en segundo lugar o en primer lugar, siempre y cuando respondiéramos a ciertos cánones, pero siempre con el famoso techo de cristal, por llamarlo de alguna manera. Y después de eso, viene a convivir la idea de pensar cómo es que llegamos a determinados lugares y cómo estamos siendo, a pesar de entender que los lugares que ocupan, sobre todo los varones -y que sólo tiene que ver por su condición de varones-, y muchos lugares que nosotras ocupamos, es por nuestra condición de mujeres. Y llega un punto en el cual, querer romperlo todo, ya no alcanza. Lo que veo en los feminismos o por lo menos, donde actúo yo, en el ámbito de la actuación, es que es algo que quedó latente pero que las preocupaciones empezaron a migrar a otros lugares. 

El feminismo te abre a la visión de las injusticias en general, respecto a lo que veo en nuestros compañeros y compañeras, el feminismo ya no es un peso porque es tan grande la falta de trabajo, o la precarización en la que nos encontramos industrialmente en el campo audiovisual argentino, la sensación es que convoca cada vez menos, que está absolutamente atomizado, no está esa fuerza, esa marea que hubo antes. 

Y si es un tema que está latente pero no es tu actual consulta, y quizás, la pregunta de tu primera consulta encontró alguna respuesta en la construcción de lo femenino desde tu subjetividad. Tal vez eso evolucionó…

Puede ser que cambió la construcción de lo femenino o que empiezo a pensarme más allá de mi género, más existencialmente escindida de mi género. Tengo otra edad de aquella vez que vine a tu consultorio y se pone más existencial la vida cuando los padres son más grandes, cuando los hijos se ponen más grandes… Tener hijos adolescentes es como una entrada al infierno (risas de complicidad por que antes de la entrevista, el fotógrafo nos sacó unas fotos con el programa que dan en la entrada de la obra de teatro Inferno de Rafael Spregelburd).

¡Y no es el de Rafael precisamente, pero…! 

(Risas) Si bien uno siempre está al cuidado de sus hijes, y la posibilidad de transmitir lo que es la libertad individual inmersos en un sistema que tiene sus reglas que, quizá no son las nuestras, y que nosotros podemos discutir, cómo aprender a convivir desde un lugar amoroso, sincero y cuidadoso con el resto… Sí, hay algo que me preocupa en general de la educación sentimental que se nos impuso. Creo que el feminismo nos enseñó a reveer que es lo que se nos dieron dadas, y algo de la educación sentimental también la recibimos como un hecho dado, y la tenemos que revisar constantemente. Tener un adolescente en mi casa, es estar aprendiendo cómo se relaciona uno…

Pensar la adolescencia hoy es una puesta en cuestionamiento para repensar tus propias reglas desde tu concepto de libertad actual.

Si, y me hace entrar a mi en una suerte de adolescencia (risas). Creo que es porque vuelvo a pensar en todos esos momentos en donde se construye una identidad con respecto a los otros.

Y esto implica aceptar la rebelión con sus padres, condición necesaria para armar su identidad.

A mi me parece recontra vital la bronca, no me preocupa tanto la bronca como la enseñanza que tenga con respecto a la relación con el mundo y con los pares.

¿El infierno son los otros?, cómo decía Sartre.

El infierno no son los otros, es saber relacionarse con los otros porque podes salir lastimado. Me pregunto cómo seguir siendo amorosa al decirles cosas que no son agradables y que mis hijos puedan expresar la bronca.

Y ellos tampoco dicen cosas gratas, todo se pone en cuestión.

Y el punto es cómo enseñar el equilibrio entre el egoísmo y la empatía porque existe ese límite tan finito entre decir o hacer lo que uno necesita y cuidar al otro en el momento en que uno está haciendo o diciendo lo que necesita. Muchas veces, sensaciones personales chocan con los deseos del otro. Vengo pensando en todo eso últimamente.

¿Cómo sostener los deseos propios y mantenerse empático al deseo del otro?, y otra pregunta que surge es si esto se puede lograr si uno va en contra de su deseo.

En ocasiones nuestros deseos afectan a las personas que uno tiene alrededor, y no soy muy amiga de las frustraciones. Los hijos son como el espejo en el cual te ves reflejado. Creo que es lo que va a venir si no hago un movimiento claro e inteligente con respecto a lo que pienso y tratar de adelantarme. Por otro lado, tengo hijos suficientemente inteligentes para poder hacer sus propios procesos y sería un poco soberbio pensar que yo pudiera servirles en bandeja las respuestas a un montón de cosas que ni siquiera yo las tengo. Hay procesos que harán ellos solos. Pero lo que yo voy sintiendo respecto a las libertades individuales y a las construcciones con los otros, las necesidades, angustias, broncas…

Es parte de entenderse parte de un todo y ser al mismo tiempo, un ser individual y singular, y que hay construcciones propias que no tienen que ver con el otro, y que son necesidades propias. Pienso cómo son las construcciones amorosas que nos enseñaron donde nuestro ego tiene que salir herido si la pareja tiene otra pareja sexual, donde pareciera que el ego tiene que destruirse y uno debe sentirse traicionado. Esa persona que está del otro lado queda anulada en todo su ser por “la traición” y esa manera de pensarlo, anula todo el resto de la construcción que hubo. Esto lo veo mucho alrededor del universo de los adolescentes. Con mi hijo comprobé cómo pegó muchísimo la canción de Shakira a Piqué, y cómo los  adolescentes están muy identificados con ese discurso. Y se está construyendo una imagen del amor muy relacionado a lo que es la propiedad privada. Esto me parece una película anticuada, vieja, egoísta. Son discursos que los adolescentes compran muy cerraditos en el tik tok. La chiquita tiene 8 y sobrevuela, pero el varón me decía que no sabía si quería estar con una chica que esté con otro. Algo que me parece válido, solo que lo que a mi me empieza a chocar es la construcción de la pareja como coto, como si estuviera encerrado y escindido del mundo. Y estas categorías de traidor o traicionado…

Esas categorías nos encierran y convierten al sujeto en objeto de consumo, porque quien se siente traicionado/a está bajo la creencia que el otro se fue con alguien mejor (y el despecho de mostrar que es un Twingo, o sea peor). Estos conceptos están basados en una educación competitiva que conlleva la vara comparativa de ser mejores o peores desde una visión falocéntrica: quién la tiene más larga y la fantasía que el otro tiene algo que al traicionado/a le falta.

Volvemos a la herida narcisista que promueve el por qué nos enseñaron que eso nos tiene que doler en un lugar de la autoestima tan fuerte. Y cuando se desarma todos estos conceptos tan racionalmente y después la emocionalidad viene a decirte “no te hagas la canchera”, igual esto duele. ¿Cómo hacer para realmente romper con esto que nos enseñaron a sentir? ¿Por qué tenemos que sentir eso que nos enseñan a sentir? 

Es que creo que la sexualidad de una persona no la concibo que se la lleve otra persona solamente. Yo creo que la sexualidad es una exploración, y la indagación no puede ser tampoco con una sola persona, y así como no lo quiero para mí, lo quiero para la persona que amo. Y no tengo necesidad de ser la única ni la mejor… Y no sé, quizás es porque tengo 45.

¡Otra etiqueta! Y con esa categoría etaria, cerramos el tema de la construcción de tu sexualidad. Si pensás que no tiene que ver con el género, ¿por qué tendría que ver con la edad? 

(Risas) Totalmente, la sexualidad es una construcción dinámica, está más allá del género y de la edad. De hecho, culturalmente me acuerdo que decían cuando una mujer dice que que no, está diciendo que sí y si dice que si no es una señorita. Toda esa educación de mierda que recibimos nosotras… y de ahí de ahí para adelante, las experiencias por las que atravesamos… Eso de ponernos en un lugar tan inferior, como volver a ver una película que se llamaba Con toda mi vida, y él cuenta como que cuando era chico había que tocarle las tetas a las chicas, y la piba no iba a dejar que le toques las tetas. 

Y si te dejas tocar las tetas sin decir que no, y si encima te gusta, sos puta. 

¡Tremendo! Está vedado el placer en la mujer. ¿Por qué somos putas por sentir placer?

¿Porque si sos madre, deberías ser virgen? Ahí está la disociación madre/puta. La traición es haber estado con otro hombre para tener un hijo. El Edipo, la traición nos antecede, porque la madre no es pertenencia del hijo, estuvo con otro antes de concebir. 

¡No nos toca un lugar cómodo nunca! (Risas) Y más allá de mi género, tengo la tendencia a ser la que denuncia y dice que hay un elefante rosa en la habitación… Eso no me depara mucha incomodidad. 

¿Y siempre fuiste así desde chica?

En mi familia de origen cuando era más chica, esa tendencia tenía otras formas. Ahora puedo verbalizar más claramente que hay un elefante rosa (risas) y siempre me pasa en el ámbito laboral soy de enumerar y decir lo que sucede, lo que nadie quiere ver, a lo que nadie se quiere acercar. Estoy aprendiendo a no poner tanto la cabeza en la guillotina porque siento que también es como una posición donde la cabeza está expuesta. 

Y te pueden decapitar y hacerte sentir de alguna manera, castrada, pero callarte, es auto-castraste.

Aprendí a hablar en espacios cuidados por que no sé no decir las cosas, pero me vi muchas veces en situaciones donde la que sale perdiendo soy yo, sólo por el hecho de denunciar algo que sucede. Y en casa soy yo la que dice en voz alta, bueno che, siempre soy yo la que trae las conversaciones. Creo que al mundo le cuesta hablar, y a mí no. Y eso es un problema. Y aparte, yo soy muy clara, soy amiga de la claridad. Soy capaz de decir lo que me pasa, de pedir lo que necesito y de conectarme desde el deseo. Y siento que estamos tan poco acostumbrados a conectar con el deseo, a decir lo que nos hace falta. Siento que el mundo está como dice el chiste que da vueltas, y vueltas, para pedir el gato para cambiar la rueda, pero no lo quiero molestar, entonces piensa lo que va a decir pero no lo pide, hasta que encara al tipo que ni sabía que el otro quería que le preste el gato, y en lugar de pedirlo, le dice: “metete el gato en el culo!”

(Risas) Pienso que cuando uno sale al mundo, se expone, no hay un lugar seguro, nunca estuve cómoda, el mundo sigue siendo una aventura a pesar de uno se refugie en los lugares conocidos. Y como soy actriz, mi zona frágil es el narcisismo, porque mi trabajo implica la aceptación y el rechazo. Entonces hay un cierto trabajo sobre el narcisismo que o uno encara o se dedica a otra cosa, y muchas veces cuando uno piensa que tiene resuelto un montón de cosas, vuelven a darte otro otro saque, otra herida más. Hay algo de ese lugar que siempre es un punto débil. Es el lugar más débil, donde siento que no soy querida, o admirada, y cuando siento que eso está en juego en una situación, es donde pierdo más el equilibrio en lo laboral y en lo personal. Me cuesta bastante sobreponerme a la sensación de vacío.

¿Y la adolescencia de tu hijo te remitió a tu propia adolescencia por que puede poner en jaque tu narcisismo? ¿Quedaste con necesidad de ser aprobada o tal vez de ser mirada?

Con respecto a los familiares, fue bastante solitaria respecto al acompañamiento y apuntalamiento. Me sentía sola y perdida. Tenía muchos amigos en distintos lugares, pero no hacía grupo. Era amiga de un grupo y otro, pero nunca era mi grupo. Estaba llena de gente alrededor pero no lograba sentirme perteneciente. Terminé en un colegio y me fui a otro que no conocía nadie, y había perdido lo magnífico del otro colegio. Y al que al final terminé odiando, porque cuando te vas y no perteneces, terminas siendo un poco paria. Repetí el tercer año del secundario, por eso me cambié. Yo decidí no ir a cursar. y cuando volví no sabía ni que estaban viendo. Un momento de mucha rebeldía y de necesidad de estar en la calle.

O sea, que vos ya tenías ahí un cuestionamiento al sistema educativo.

(Risas) Yo siempre fui así de intensa. Por eso todo el tiempo estoy preguntando qué es lo que estoy asumiendo que es así, porque es así, y es bastante agotador también. Agotador sobre todo porque no me meto en lugares cómodos. Entonces, siento que estoy incómoda. Quien no se examina tanto, puede pasar más liviano. Yo no tengo esa característica. 

El desafío sería mantener tu esencia y trabajar para no estar pendiente del amor del otro o pretender aceptación cuando lo estás sacando de su zona de confort. Con los deseos, uno se la juega solo, y hay que tirarse a la pileta sin esperar que el otro te apruebe. Nietzsche señala que para superarse hay que salir del rebaño, y vos saliste desde tu adolescencia. 

No, ahora veo más amorosamente el rebaño que me rodea y valoro mucho estar en familia y sentir esos núcleos donde somos como hermanos. 

¿Y en tu familia de origen?

Se mataron cuando tenía 6 años y se volvieron a ver cuando tenía 15.

Ahí puede estar el miedo de que tus hijos sufran si vos no tenés todo tan claro, esa nena de 6 años no debía entender nada y quiere comprender todo lo que no tenía explicación. 

Eso seguro. Y me gustaría que mis hijos entiendan que a veces uno necesita cosas distintas y que no es lo que necesita el otro. Como nos pasa a los actores, yo hice el casting pero no es lo que están buscando. 

Igual lo que buscan en los castings, es lo que hablamos de las etiquetas…

Yo trabajo poco para las grandes corporaciones, me mantengo en un circuito independiente en donde esto sucede menos, donde está el director o una directora cuidando su película, cuidando y pensando cada personaje, es algo mucho más artesanal. Es menos industrializada, nunca necesite el mainstream. Para mí la satisfacción, es el hecho de estar en un rodaje y supera cualquier cosa en términos de felicidad laboral.

¿Y cómo surgió tu deseo de ser actriz en vos que trabajas tanto para la industria cinematográfica?

Yo no quería ser actriz de cine, yo quería ser actriz y yo arranqué con teatro. produciendo mis propias obras de teatro. Y yo cuando no hice El día trajo la oscuridad con Martín Desalvo, que fue el primer el primer protagónico y la primera película que hicimos juntos, había hecho un recorrido. Y ya teníamos un hijo, creo que había hecho dos o tres películas y todavía el teatro para mí era fundamental. Ahora, después de años, volví al teatro y me digo: ¡ah, con razón me gustaba tanto! Estoy haciendo una obra que se llama “Relato de una mujer” que la hacemos con el Instituto cultural de la provincia de Buenos Aires y estamos de gira, es un texto sobre violencia de género y después de cada función, se quedan especialistas en violencia para generar un debate. Es una actividad muy completa y lo estoy disfrutando un montón, estar en vivo, mirando a los ojos a la gente. Me estoy divirtiendo mucho. Estar con la energía en esos momentos rompiendo la Cuarta Pared, nunca lo hice. Pensé que no me iba a animar porque nunca hice teatro así con la mirada del público. En este momento que estoy con la energía tan chupada, las funciones son momentos de despegue.

Romper la cuarta pared implica no estar pendiente de la mirada del otro, sino ir vos con mirada potente y lo suficientemente fuerte para a-probarte vos misma. El paso que estás dando en este momento, da cabida a desplegar todo lo que has construido. Mora está construida y no por la edad, sino por su manera de transitar tus vivencias. Aldous Huxley dice algo así como que la experiencia no es lo que te sucede, sino aquello que haces con lo que te sucede. Tu hijo adolescente tendrá que hacer su propia experiencia, y ciertamente, te hace poner en cuestión tus elecciones. Yo elijo esto y no es contra alguien, es tu vida y tu decisión, y él hará sus propias apuestas.  

Hay algo del cuidado personal que me gustaría que mi hijo lo pueda aprender rápido. Todo me costó mucho y ahora entonces me pasa que pongo límites muy rápido. Antes me enojaba, ahora es cierto, pongo los límites sin enojarme.

Porque ya está la construcción hecha. Entonces no necesitas enojarte, no necesitas rebelarte tampoco. Hay que aprobar a Mora, no esperar que otro te apruebe. Ahí es donde vos te descuidas y dejás que tu narcisismo sea sostenido por la mirada del otro. Ahí patinas.

Y patino a niveles adolescentes, a esa sensación que sentía cuando era chica.

La soledad de ahora no es la misma que la vivenciada en tu adolescencia donde no sabías quién eras.  Y tu hijo no está solo, estás vos, está Martin, y hay un núcleo de donde él se puede agarrar para lograr saber quién es. Vos lo fuiste armando sola. Tu miedo es ser reenviada a esa misma soledad, y la soledad actual, es otra: la de tirarse del trampolín a la pileta con tu deseo.

Si, aún a nivel laboral es un sube y baja, y hay un contexto muy hostil para lo audiovisual, y es todo el tiempo qué vamos a hacer ahora,  cuál es nuestra nuestro nicho de resistencia en toda esta coyuntura desesperante.  Me voy a poner un poco política. Yo entré a laburar en los 90, trabajaba de moza, y cuando entré en mi vida adulta, fue en el kirchnerismo, en un contexto donde yo estaba creyendo en mis gobernantes, toda esa sorpresa.

¿Había padres en quien confiar que no se maten? Y sentías que podías tirarte a la pileta.

Absolutamente. Y me veo hoy con este nivel de situación, y me apena por mi hijo, me apena por nosotres, todes, todo esto que está pasando y extraño cierta  sensación de seguridad. y entonces, eso se me arrastra a muchos ámbitos. Desapareció la previsibilidad de mi vida, es un poco eso..

Ni vos sos previsible.

No, ni yo, pero había algo de todo eso que era un anclaje y un apuntalamiento bastante sólido, y una vez que desaparece eso, nos encontramos con la pregunta: cómo hago un equilibrio ahora que es un esfuerzo enorme, sobre todo porque soy amiga de lo equilibrado. No me gustan los desbordes y no me gustan los extremos.

Hay que trabajar Mora en apuntalar tu yo en tu ser. Por supuesto que el apuntalamiento en la política y en los ideales es sumamente importante, pero lograr apuntalar tus deseos en quién sos, implica un crecimiento sideral para no bascular frente a los cambios de la diversas coyunturas.

Yo creo que sí, creo que voy a poder, suelo tenerme mucha fe con lo que me propongo, el tema es bancarse el tránsito. Tengo la consciencia de la angustía que genera el tránsito hacia el siguiente nivel de superación personal. Esto de auto-apuntalarme. 

No es sin angustia. La mala fama de los psicoanalistas es por eso, no es que nos guste ver a los pacientes angustiados, no, no somos sádicos, pero cuando hay angustia, hay verdad y hay deseo. Y allí se engendra la metamorfosis.

La oportunidad cuando uno la ve, no puede no ver. 

Y ver a Mora, descubrirla lo imprevisible de vos, te da mucha incertidumbre, lo construido y lo nuevo de vos. Conoces más tu fragilidad y no conoces tanto tu fortaleza, te tenés fe pero está la sensación de esade niña que no la aprueban. Tu fortaleza en tanto madre, es tu constante intento de ser coherente con vos misma y con tus hijos. 

Si, no me quedo en lo discursivo, aunque hablo todo el día y soy infumable (risas). Yo me respeto mucho a mí misma como para no actuar en consecuencia. ¡Pero como me pesa la coherencia!

Es un gran trabajo hacer coincidir lo que uno siente, piensa y hace, con todas las  contradicciones y ambigüedades humanas con las que hay que lidiar, pero ese intento en vos es constante…

Y sobre todo, en el hacer. No me da miedo el proceso, las contradicciones, hay un costado emocional y racional, puedo pensar claramente que las situaciones se resuelven así y  después las emociones mandarán las contradicciones. Y si, es verdad que quiero explorar algo nuevo y algo no tan nuevo de mi, como volver a buscar sentirse de maneras parecidas a las que una se sintió en algunos momentos. Volver a buscar los espacios de los deseos y encontrarme con mis propios deseos. 

Acá dejamos, justo con esta reflexión final.

DEL OTRO LADO DEL DIVÁN:

Pensar a Mora me remite a lo que signa su nombre y a revisar del derecho y del revés todo lo relativo al amor. 

Y desde allí, su trabajo de pensamiento me reenvía a Pichon-Riviére quien consideraba que el análisis personal apuntaba a lograr la coherencia en el plano de la mente, de las emociones y de las acciones, y es allí donde se refleja sus años de análisis , en su identidad y en la construcción de su femenino que ha evolucionado desde la primer consulta, de manera profunda. En esta sesión ese recorrido está muy claro en tanto, si bien el acento está en relación con su hijo adolescente, las reflexiones acerca de los vínculos amorosos y en la sexualidad como un producto de la historia subjetiva y singular en cada individuo, y no como una pertenencia o propiedad privada de la que otro se adueña, son fruto de una elaboración que reformula la concepción del amor.  Esto nos lleva a su yo, y a la confrontación ineludible respecto a sus deseos y a asentarlos en lo construido, en lo “no tan nuevo” de su ser y en lo desconocido de sí. Mora parece temer aquello que aún no conoce de sí misma por lo imprevisible, lo que pudiera no entender, o lo que no está en el campo de lo estrictamente entendible; esto la reenvía a esa niña de 6 años (cuando sus padres se separaron), y a la adolescente de 15 (cuando sus padres volvieron a estar juntos) y se sentía perdidamente sola. Lograr salirse de esas escenas temidas, le permitirá confiar que no tiene que tener bajo control sus vínculos por temor a la desaprobación porque ya esa niña y esa adolescente se han nutrido de otros apuntamientos: la serie de reflexiones de la consulta, forman parte de su acervo de análisis personal. Análisis que está decantando en este presente y que está dando sus frutos. Seguir cuestionando / se, a través de su maternidad y de la familia que construyó, saber quién es ella hoy como mujer y como actriz en su relación con los otros, es su poder y es el mayor apuntalamiento para sostener sus deseos sin dejar de ser empática y cuidadosa, aún cuando sus deseos puedan no coincidir con el resto. Este descubrimiento solo ocurre cuando se puede vivenciar, y Mora está lista para atravesar por esta experiencia. 

Pensar a Mora es transitar el Amor desde todos los lugares de cuestionamientos posibles e imposibles de ser pensados. 

Le quiero dedicar además de mi devolución, este fragmento del libro El retorno de Zaratustra de Hemann Hesse que dice así:

«La mayoría de las personas, todas las del rebaño, no han saboreado nunca la soledad. Se separaron un día del padre y de la madre, pero solo para acercarse a una mujer y sumergirse en seguida en un nuevo nido de calor y familiaridad. Nunca están solos y a solas, nunca hablan consigo mismas. Y al solitario que se cruza en su camino le temen y le odian como a la peste, le arrojan piedras y no se tranquilizan hasta que están bien lejos de él. Porque al solitario le envuelve un aire que huele a estrellas y al frío de los espacios siderales y le falta todo ese aroma encantador y calido a hogar y nido.

(…) más… la soledad no se elije, del mismo modo que no se elije el destino. La soledad nos sobreviene si en nuestro interior se halla la piedra mágica que atrae al destino. Muchos, demasiados, se encaminaron al desierto, y allí, junto al precioso manantial y en la magnética ermita, aun así, llevaron la vida de hombres gregarios. Otros, en cambio, aun en las aglomeraciones, sopla ante sus frentes el aire de las estrellas.
¡Feliz de aquel que haya encontrado su soledad; no una soledad pintada ni imaginaria, sino la suya, la única la destinada a él! ¡Feliz del que sabe padecer! ¡Feliz del que lleva la piedra mágica en el corazón! A él acude el destino, la acción surge de él»

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