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“Chino” Laborde: Tango Vivo Barcelona Por Flavia Mercier

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Compromiso

Por Flavia Mercier

 

El pasado 13 de noviembre tuvimos el gran lujo de disfrutar de un concierto de Walter “El Chino” Laborde, acompañado por el maestro Federico Mizrahi en piano; un broche de oro para el ciclo de conciertos organizado por Marcelo Etcheverry y Analía Carril, Tango Vivo Barcelona, y que ha tenido como invitados a grandes artistas como Ariel Ardit, Néstor Basurto, Cucuza Castiello, Franco Luciani y Osvaldo Peredo, entre muchos otros.

El encuentro con el Chino Laborde dejó resonando en mí una palabra: compromiso. Compromiso con sus ideas, compromiso con su arte, compromiso con su gente. En la entrevista me habla de una vertiente del tango que no se me había ocurrido considerar: el tango como canción protesta. ‘Aviva giles’, me dice en un momento. Más tarde le escucharé cantar Chiquilín de Bachín y recordaré esta definición.

La entrevista comenzó a fluir antes de que encendiera la grabadora en una charla informal sobre la situación en la Argentina, y al tango como parte de esa Argentina tan afectada…

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…. Empezamos por el final de la entrevista, pero es interesante que haya surgido espontáneamente este tema, como una cuestión que preocupa, la situación de Argentina que alimenta este rumor que el tango está creciendo más fuera de Argentina que en Argentina, porque hay más mercado o hay simplemente más plata.

Exactamente, eso se escucha. Pero en realidad no es porque hay más plata acá (Europa) sino porque allá la cosa está muy (con especial énfasis en ese ‘muy’) quieta, muy boicoteada. Hace muchos años que se le viene poniendo trabas, por lo menos desde el 2007 para acá, después de la desgracia de Cromañon. Aquella gran desgracia iba a tener eco y las está teniendo, porque quedó un miedo bárbaro, porque Argentina es un poco así. En Argentina cuando se rompe un vidrio con una pelota, la solución es pinchemos la pelota y que no juegue nadie más al fútbol… en lugar de enseñarle a la gente a no romper los vidrios… Todo se resuelve de una manera muy extraña allá… muy manipulada… es muy jodido progresar así… casi imposible.

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¿Estás insinuando que problemas reales son manipulados en el discurso según los intereses que puedan ponerse en juego?

Eso. Vamos a la represión directamente. No hay otra opción. Se pincha la pelota, con un cuchillo, y no juega nadie más… Y así andamos, así venimos caminando hace años. Siempre, toda la vida fue así. Es una lástima porque hubo una pequeña anomalía durante unos años, durante el Kirchnerismo, que parecía que íbamos a poder recuperarnos, que íbamos a poder convertirnos en un país socialista, pero …

En el fondo me molesta que sólo el peronismo pueda interponerse a los intereses de los grosos, y que no haya una buena izquierda a esta altura. Bien podría ser un país socialista Argentina, ¿Viste?… Pero parece que hoy por hoy, es una utopía total.

Pero, en este momento es complicado, la izquierda está “tocada” en el mundo… se ha quedado sin discurso. ‘Le han sacado’ (con énfasis), incluso, el discurso.

Es verdad. Y eso que se dice que la izquierda tiene que boicotear, eso no funciona.

¡No! La izquierda lo que tiene que hacer es inventar nuevos significantes.

¡Exactamente! Esa palabra, significante… (pensativo). Es verdad. Porque si no, todo se destruye. Esa idea de que sigan manejando los ricos y algún día todo será un caos y entonces … (con tono de suspenso), no está bueno lo que puede venir entonces.

Y no, más bien hay que intentar evitar llegar al caos, a la destrucción y a la zozobra.

Y sí, pero Argentina está caminando hacia el caos. Y se sabe que se está caminando hacia el caos. Y la gente camina tan mansamente hacia el caos comiéndose el discurso que está bien lo que se está haciendo… (suspira con verdadera pesadumbre).

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Lamentablemente, el mundo camina mansamente por derroteros muy complicados. Mirá lo que pasó en Brasil. Y el ascenso de la extrema derecha en Europa. Ya ni siquiera hay pudor para mostrarse como de extrema derecha…

Yo creo que eso se explica por un lado por la gran máquina publicitaria que sostiene la mentira -porque yo estudié publicidad y sé que la publicidad es mentira (y yo le confieso que yo estudié marketing, y ambos sonreímos sarcásticamente)-; y por otro, yo temo que el problema sea que haya habido fraude. Porque en Brasil tiene que haber habido fraude, es imposible que en un país de 60 o 70% de negros, gane un rascista. Un país con la libertad que hay en Brasil para expresar la homosexualidad, entre los países más avanzados en ese sentido, como España, y de repente gana una homófobo (Hace un gesto suspicaz). Es muy raro… Yo creo que es la acción de Estados Unidos con su pie sobre América, la manipulación que hacen de todo (Con tono de desaliento como quien se enfrenta a una historia repetida). ¡Toda esa porquería!

Pero si vamos a las milongas, a que la cosa no marcha en Argentina, es por todo eso que se traduce en el cierre de clubes. El Club Fernández Fierro está por cerrar porque ya no pueden con el alquiler, los gastos fijos, …, bocha de lugares que están cerrando, y no sólo de tango, locales de ropa, pizzerías, panaderías, …, no pueden con los gastos.

Sí es cierto, he tenido ocasión de hablar con otros artistas y se muestran muy preocupados. En el teatro está pasando lo mismo. Muchas salas pequeñas que mantenían vivo un teatro de vanguardia, cuestionador, ahora se ve amenazadas en su continuidad porque no pueden soportar más los gastos fijos y tampoco pueden aumentar los precios de las entradas porque su público está muy golpeado.

Claro, exactamente, y al final terminarán privatizándolos, comprados por una empresa grande, y es una cagada que todo quede bajo la ley de mercado. Es la de siempre. ‘Ellos’ devalúan el dólar cada tanto y eso complica todo, porque complica también el que pueda haber milongas, porque ni siquiera hay público para las milongas. Yo trabajo en dos o tres casas de tango for export, en Buenos Aires; y el público se ha reducido en una manera brutal. Al punto que los músicos están trabajando con dos meses atrasados de sueldo y ahora cerró La Esquina Carlos Gardel.

¡¿Cerró la Esquina Carlos Gardel?!

Se veía venir, se veía venir, … y se cerró y se vendió. Y el Piazzola se la banca un poco más, y en la zona sur también está el otro, Señor Tango, que labura muy bien, pero la realidad es que las milongas están re-contra complicadas y los músicos también, porque los músicos van a una milonga con toda una orquesta típica y ganan una plata que apenas le alcanza para ir y volver en taxi. Y por otro lado al organizador le cuesta un montón de plata traer una orquesta; y especialmente una típica. Por eso el formato se va reduciendo, y al final terminamos en este formato de diálogo piano y cantor.

Como la presentación que vas a hacer esta noche con el maestro Federico Mizrahi…

Nosotros lo queríamos hacer hace rato y finalmente se dio ahora la posibilidad de hacerlo. Él es director, arreglador, fundador de Demoliendo Tangos. Lo conocí trabajando en teatro, en “El Romance de el Romeo y la Julieta”, año 2001 con Guillermito Fernández y Florencia Peña, como protagonistas. Y él fue el que, junto con Guillermo y el director de la obra, hicieron los arreglos de los 146, 153 tangos que terminaron contando la historia. Acá con el maestro lo que se hace son unas orquestaciones de puta madre. Y el piano que da unas posibilidades tímbricas que no la dan otros instrumentos. El bandoneón quizás un poco. Un formato parecido lo había hecho para la película de Finlandia (Mittsommernachtstango) con Dipi (Kvitko), con guitarra, en un formato criollo del tango. En Buenos Aires, Colombia, Uruguay, hay muchos músicos… y bailarines que nunca se detienen, que no dejan de mejorar, que nunca paran de surgir, que hacen unos espectáculos bárbaros…

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A pesar de todo …

A pesar de todo … a pesar del cero apoyo que tenemos de este gobierno que tenemos ahora, dijeron que venían a hacer una cosa e hicieron todo al revés. Es sublevante porque es un gobierno antipatria. Justamente, lo que más me duele es que sean antipatria. Me duele todo lo otro también, pero que encima sean antipatria, da más bronca todavía, porque la entrega es muy brutal. Me duele toda la indiferencia que muestran con la gente y la falta de conciencia de cómo vive la gente, y el odio de clases hacia el trabajador que se nota, y no está bueno, tendrían que dar el ejemplo. El límite para mí tiene que ser que los pibes se caguen de hambre. Está bien que siempre hubo ricos y hay cosas que nunca van a cambiar, pero el pobre tiene que poder salir de ahí. ¿Si el rico tiene el derecho de ser cada vez más rico, por qué el pobre no tiene derecho a salir de la pobreza? Aunque sea para tener una dignidad “básica”.

Pero, a pesar de todo, el tango sigue vivo …, como suele pasar con las expresiones genuinas de un sentir, de un ‘afectar’, de ‘lo’ que afecta.

Y sí, hay mucha gente componiendo tangos. Sigue habiendo grandes poetas. El Tape Rubín, para mí es uno de los mejores. Pero también está Juan Pena, Juan Seren, estoy catando también con la orquesta de Julia Peralta, la orquesta Astillero, me invitó a grabar su disco nuevo. Con la orquesta de Avellaneda también.

Pero, están los recortes en cultura y en educación. Las nuevas orquestas, maravillosas, están formadas por chicos que salieron del conservatorio, es decir, que son producto de la educación pública y de las escuelas orientadas a la formación artística ¿Qué va pasar con todos los recortes que están sufriendo estas escuelas? ¿Cómo va a mermar la producción artística y cultural, y especialmente del tango?

Sí efectivamente, estos son chicos ya más preparados, que han tenido excelentes profesores como Emilio Balcarce, como tantos otros profesores en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Hay un trabajo muy importante hecho: ahora hay muchísimos músicos, muchísimas músicas mujeres, y todos, hombres y mujeres, de alta calidad, de alto vuelo. Y todo eso después de que en los ’90 se pensaba que todo iba a morir, y que ya nadie iba a poder tocar tango “en números grandes”, con grandes orquestas, porque el mundo estaba mirando para otro lado con el montón de problemas que había a causa del efecto Tequila y todo aquello que llevó a unas traiciones en Sudamérica, sobre todo con el pueblo trabajador. Sin embargo, sobre esa base, surgen las cooperativas y vuelve todo a reverdecer. Cerca del 2000 sale la Fernández Fierro, El Arranque, y a partir de la Fernández Fierro se juntaron un montón de orquestas típicas e hicieron la Unión de Orquestas Típicas, la UOT, y luego en los últimos cinco años todas estas orquestas nuevas… Maravilloso.

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¿Rescatás esa capacidad de reverdecer, de resurgir, de ser capaz de creatividad y de unir esfuerzos -cuando ya no queda nada o casi nada…- como una de las cosas buenas que tenemos los argentinos?

Y sí, sí. Sobre todo porque es un país súper individualista y egoísta. Pero hay un momento en que nos juntamos todos, porque si no, nos ahogamos. Es increíble.

Lástima que haya que llegar ese punto tan cercano a la zozobra, al hundimiento…

Y sí, y siempre parece que hay que llegar a ese punto. Yo creo que muchas veces las sociedades no deciden eso, … ahora estamos viendo quiénes son los que deciden los destinos del país y cómo se hace que una sociedad piense lo que tiene que pensar. En eso, tienen mucho que ver los medios, la prensa, los que tranzan con el poder, que laburan como soldados para transformar el pensamiento de la gente, y ahí estamos cagados. Se corre peligro que las nuevas generaciones que normalmente ponen en jaque todo, también compren ese discurso, …. Ese formateo es indignante porque le quita la dignidad a la gente y motoriza el querer romper todo.

Vos te definís, o te definías, como un “cantor de barrio” ¿Qué es un cantor de barrio?

Un cantante de barrio es un cantante que tiene calle. Y sí, soy un cantor de barrio a full.

Sin embargo, cuando cantás con la orquesta Sans Souci, asumís una estética más de salón, o al menos, menos rea que la que tenía la Fernández Fierro.

La Fernández Fierro al principio era muy Pugliese, después se convirtió en una orquesta totalmente de rock. Con la Sans Souci se trata de recrear una época, la de los 40. En esa época los cantores asumían una estética formal, de moño y peinado con gomina. Pero en realidad de esos cantores de orquesta, muchos también fueron cantores de barrio: Alberto Castillo, Alberto Morán, todos los que estuvieron con Pugliese, con Troilo, Tito Reyes, todos eran tipos reos que sabían ocupar el lugar del cantor en la orquesta típica, con respeto por la musicalidad y los arreglos, siendo simplemente la onceava parte, o la doceava parte, de la orquesta. La definición de un cantante de orquesta la da la afinación. Para ser un cantante de orquesta hay que afinar como un violín, ser un instrumento más de la orquesta; mientras que el cantor de barrio se puede mandar sus licencias, puede salirse de la emoción y la melodía se puede ir al carajo, el cantor de orquesta no. En su caso ser un cantor de barrio tiene más que ver con las vivencias, con la esencia de cada uno. Cuando escuché que el cantor se hacía en la panza de la madre, a mí me impacto mucho porque cuando yo estaba en la panza de mi vieja yo escuchaba tango. Nací en una casa dónde había un grupo en vivo de tango. Por eso también a mí me gusta mucho más la música en vivo.

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¿Más que grabar un disco?

Bueno, grabar un disco me encanta, pero la música en vivo, ese “pah, pah” de transmitir un mensaje con toda la emoción, que como receptor te lleva, te levanta, te da vuelo… trasladar esos versos, esas vivencias, para ir cada vez más lejos, y en un momento, con suerte, darse cuenta que uno no está solo en este quilombo, y que hay que avanzar, aprender de los errores de los abuelos, no hacer lo mismo. Por eso digo que el tango aviva giles, por eso fue prohibido, porque enseña a vivir.

¿En qué sentido aviva giles el tango?

Y, aviva giles porque te hace ver la realidad, te hacen pensar, hace ver que ciertas cosas suceden porque los hombres son unas bestias como dijo Discépolo. Por eso subleva también, subleva porque hace pensar primero. Por ejemplo, el tango de las cuarenta, tantas verdades que tiene ese tango… cuando grité una injusticia, la fuerza me hizo callar…, por ejemplo, … (y empieza a recitar) “Con el pucho de la vida apretado entre los labios, la mirada turbia y fría, un poco lerdo el andar, dobló la esquina del barrio y, curdo ya de recuerdos, como volcando un veneno esto se lo oyó acusar: Vieja calle de mi barrio donde he dado mi primer paso, vuelvo a vos gastado el mazo, en inútil barajar, …”  O sea, las ilusiones desaparecieron, no todas, algunas permanecen.

¡Qué impresionante tango! ¡Qué mensaje para transmitir! ¡Qué responsabilidad trasmitir ese mensaje! Esto que estabas diciendo acerca de trasmitir un mensaje, ser emisor de un mensaje como cantor, me hace recordar algo que le decía Osvaldo Peredo a la directora de nuestra revista en una entrevista: que él la buscaba en el público porque sabía que era receptora, y así el sabía si la cosa andaba o no andaba. ¿Para vos también es así? ¿Cómo haces para saber si la cosa marcha o no marcha? ¿Cómo haces para saber si el mensaje llega y qué produce?

¡Qué grande el viejo, yo lo adoro! Somos amigos con Osvaldo. Bueno, yo en realidad, mucho no conecto, porque me saco los lentes y no veo nada… (risas). Y eso en realidad, ayuda mucho, muchísimo, porque si no, el estar pendiente del público te condiciona un poquito. A veces sí que pregunto cómo está sonando, o algo así, y a veces, miro las caras; pero en general, yo me mando de cabeza y todo el show es como si estuviera debajo del agua. La verdad es que nunca lo había pensado hasta ahora que estoy hablando con vos, pero es así. Es un tirarse a la pileta y todo el show transcurre debajo del agua, sintiendo que algún momento uno va a salir y lo va a disfrutar.

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Es una experiencia muy íntima entonces si es cómo estar debajo del agua, es un sumergirse en lo más profundo de la experiencia, un viaje a lo más profundo de sí…

Sí, es el viaje de uno (de uno mismo), si bien nos comunicamos, nos reímos, yo veo cómo viene el otro, si está disfrutando o no, y él me ve a mí, es más como una sumersión, como entrar en una sordera. O en una ceguera. También como un caminar a ciegas sabiendo que no te va a pasar nada malo e intentado que pasen cosas buenas durante esa caminata. Es ir pisando lindo e ir sintiendo voces sollozando y sintiendo todo lo que dice el tango, imaginar hasta sentir la lágrima, y permitírtela, porque eso es uno de los momentos más maravillosos que te da esto de cantar.

Lo que estás explicando me recuerda que vos dijiste que empezaste a cantar tango cuando sentiste un vacío interior cantando otro tipo de músicas.

Ah, sí. En el ’94, ya había trabajado en publicidad y empiezo a animar fiestas, me pagaban bien a los 22 años, cantaba Ricki Martin, el Puma Rodriguez, Juan Luis Guerra, … pero a mí me faltaba algo… aunque también tenía mi banda de rock que había formado a los 16 años … algo me faltaba. Y eso que me faltaba era el tango, porque yo siempre escuché tango, aún cuando mi vieja lo había puesto de luto porque había muerto mi abuelo (el que tocaba el bandoneón), yo seguía escuchando tango. Porque antes se escuchaba tango en todos lados… Y entonces cuando mi amigo Yuri (Venturin) después de venir de tocar Ramones y rock, empezó a estudiar tango, a mí se me encendió la lamparita, porque mi di cuenta que es mi música primaria.

“El tango es mi voz primaria”, como si fuera una voz “constituyente”. El tango es para vos como tu lengua materna, a tu Inconsciente lo constituye el tango como al Inconsciente de todo sujeto lo constituye la lengua materna.

Sí porque lo escuché en la panza de mi vieja. Por eso cuando escucho que Troilo dice eso, digo, “claro, por eso yo soy cantante de tango”. Bueno, malo, como sea, pero soy eso porque cuando estaba ahí adentro, escuchaba eso. Y además mi vieja tiene una forma de hablar muy tanguera, medio Tita Merello. Muy canchera, muy graciosa. Y cuando nací, escuchaba eso. Y a los 2 años y medio ya bajaba (a la casa de su abuelo) con mi guitarrita y cantaba tango y agradecía entre tango y tango. Y hasta los 8 años escuchaba sólo tango. Y entonces en el ‘80 cuando muere mi abuelo y se deja de escuchar tango en mi casa, descubro el rock. Y en el ‘89, aparece la primera banda de rock, y ahí conozco a Yuri Venturin. Y en el ’95 – ’96, me mandé y arranca la Fernández Fierro, y en el ’98 arranca la Sans Souci en Avellaneda. Y a partir de todo eso que pasaba, yo fui a cantar a la calle, y después vino El Romance de el Romeo y la Julieta, y a partir ahí empezó una carrera muy linda. Teatro, cine, televisión.

Una carrera en la que nunca dejaste del todo al rock. Cada tanto volvés, cada tanto alguna incursión haces en el mundo del rock.

Sí, yo sigo cantando rock. Tengo un grupo con el que hago canciones, siempre lo tuve. Un hobby, un hobby total.

Sí, alguna vez leí que decías que el rock para vos era como camuflarte entre la gente, como bajar del escenario para estar entre todos.

Sí, hacía otro personaje para cantar rock. Me disfrazaba. Con el rock me permitía salir de éste (se señala a sí mismo), de la jeta del que llora a veces en el escenario. El rock, es el rock, lo podés hacer hasta con una nariz de payaso, como quieras, de muchas maneras. Por eso siento que no soy El Chino Laborde cantando rock. Aunque a veces, El Chino Laborde canta rock también. Y además me está justo pasando una cuestión muy importante con el rock. Resulta que Los Redonditos de Ricota están haciendo una serie de conciertos sin el cantante -el Indio Solari, que no está-, con otros cantantes. Y me invitaron. Y ya voy por la cuarta o quinta fecha. Y eso me está poniendo un poco nervioso, es algo que uno no se esperaba, es un poco como un sueño inalcanzable. Los Redonditos son un rock muy de puertas adentro, muy lunfardo, pero con un sonido de nivel internacional, y un alcance a nivel de público más grande que Soda Stereo. Y se me está dando eso también, así que estoy un poco preocupado…

¿Por qué? ¿Porque desaparece el vacío? ¿No queda vacío para crear?

Porque es demasiado. Yo llegué al tango después que se me cerraron otras puertas. Cuando se truncó mi vida como futbolista. Sufrí mucho. Pero si no hubiese sido cantor de tango, no me hubieran pasado todas las cosas maravillosas que me pasaron como cantar con el Sexteto Mayor, conocer a María Graña, Adriana Varela, Sandra Luna, Roxana Fontán, Julia Zenko, todas las cantantes de tango que hay ahora, con todas tengo buena onda, con los cantores también. Los músicos me adoran, nos conocemos hace mucho tiempo, y si uno se va portando bien, se va ganando una gran familia. Obviamente, como en toda familia, hay primos que hacen boludeces…

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Y pasar de una orquesta como la Fernández Fierro a una orquesta como la Sans Souci ¿También es por un vacío, alguna cosa que falta, o por el deseo de otra cosa?

Por deseo (afirmando). De hecho, las dos orquestas convivieron en mi vida durante 15 años. La Fernández Fierro sí que llegó por un vacío. La Sans Souci me permitió ser ‘El’ Chino Laborde como un personaje que se para de una manera, camina de una manera, saluda de una manera. Es una actuación, y a mí actuar siempre me gustó. En Sans Souci es un actor el que está cantando. O el cantor actuando. En cambio, la Fernández Fierro es la cosa más real, si bien canté con pollera, con casco, disfrazado, con todas las locuras que para mí ameritaba la canción, era más para romper todos los moldes. La Sans Souci es ajustarse al molde, es cantar lo justo y exacto, es hacer lo que es. Con la Fierro hacíamos las escenografías, las tarjetas, todo. Con la Sans Souci, no. Voy, canto y nada más. Y cuando yo no estoy, como ahora, invitan otros cantores. La orquesta típica de los cuarenta. Perfecta. Entonces las dos facetas son alucinantes.

Te atraen los extremos. Ir hasta lo diametralmente opuesto, y volver para ‘re-ver’ lo que era… ¿Y el que vuelve, es otro? ¿Es otro Chino el que vuelve de ese lugar otro?

El que vuelve es el mismo pero re-novado. Siempre, siempre, hay cosas nuevas para hacer. Me encanta re-crear, me encanta hacer cosas nuevas, de otra manera. Siempre hay una idea nueva más fresca. Además de todo lo que te conté que hacíamos con la Fierro, o con la Sans Souci, ahora me está invitando la Pichuco y Pablo Valle Sexteto, orquesta que hacen recreaciones, me encanta recrear.  Y con Dippi es la oportunidad de cantar unas versiones brutales de los tangos que nunca se repiten. Y con el maestro (Misrahi) me pasa algo similar, pero más amplificado. Me encanta hacer cosas nuevas. Y también me encanta re-crear, aquello de dónde venimos. Me gusta saber de dónde vengo para saber hacia dónde tengo que dar el siguiente paso.

Y para re-crear ¿Te basas más en el cantor o en la orquesta? ¿Hay una manera de cantar Caló, o Troilo, que se puede recrear.

Sí hay maneras de cantar diferente para cada orquesta, y hay cantores que se amoldan. Yo me amoldo a fondo, a aquello que precisa el hecho artístico. No trato de imponer la mía. Cuando hay que imponer la de uno, se impone la de uno, pero cuando hay que respetar y jugar en un segundo plano para hacer las cosas bien, nada más que bien, también me encanta.

¿Cómo elegís las canciones?

En realidad, yo eso lo dejo librado a los directores de la orquesta. Pero a mí los tangos que me gustan son los tangos trágicos. Esos que te hacen sacar el corazón por la boca. Los que no son para hacerlos en un restaurante. Esos son tangos bellos, más románticos, más amables. Por ejemplo, no es lo mismo Gurisa, Dicha pasada, o Antiguo reloj de cobre que Nada,  Fruta amarga o Nunca tuvo novio, que si bien son tangos con letras tristes, son amables en la música. Hoy haremos más tangos bellos, aunque después haremos un “valsecito” como Chiquilín de Bachín que es tremendo y que el otro día tuve que dejar de cantar porque me nublé y se me olvidó la letra…

¿Qué te emociona tanto de Chiquilín? ¿La realidad del chico de la calle?

Lo que dice del chico de la calle y que esa historia vuelve a repetirse, que otra vez en nuestro país se vuelva a ver tantos chicos en la calle. Me duele como esa vergüenza que sintió Ferrer de verlo al pibe y no poder hacer nada. Me duele que todavía suceda, tanto tiempo después. Y en cantidades industriales, otra vez.

 

¿Tiene el artista obligación de ser referente de su tiempo, y dar testimonio de lo que ocurre para despertar conciencias? No necesariamente, muchos entienden así su vocación, pero no es juzgable quien así no lo crea. Lo único cierto es que los verdaderos artistas tienen un saber-hacer con la negrura. Pueden elegir transformarla para dar una luz de esperanza, o pueden elegir mostrarla como testimonio. En cualquier caso, hacen intervenir algo de luz, en tanto revelan lo que hasta entonces no se veía.

En el caso del Chino Laborde, él entiende al tango como canción-protesta que “aviva giles”, y entiende que el privilegio que adquiere como artista por tener un micrófono, le confiere la responsabilidad de nombrar lo que no funciona y pedir ayuda para quien lo necesita. Reclama por el derecho de los pobres a salir ya no de la pobreza, sino de la carencia, esa pobreza estructural que tan bien explica Maira Marea para quien quiera oír. Defiende en ese sentido, el derecho, al menos, a una dignidad ‘básica’. Y clama, sobre todo, por los pibes, porque salgan de la calle. Pibes como ese Chiquilín de Bachín al que Tres Reyes Gatos vienen un 6 de enero a robarle los zapatos, aunque sólo son dos zapatos, uno izquierdo y otro también… tremenda imagen para quien quiera ver.

El Chino le pone voz a “los nadies”, como los llamó Galeano, y los hace grito, para que se les oiga, lo cual no es poco en un tiempo en que el discurso del odio a esos “nadies”, que piden porque sólo cuentan cuántos ceros les quedan, como dice Ferrer; puede ser instrumental. Foucault nos enseñó cómo el discurso promueve lo que resulta funcional al status-quo de las relaciones de poder, como si se tratase de “la verdad”. Así, cuando el Estado moderno necesitó disgregar “la masa” revolucionaria, promovió individuos, libres e independientes, pero sobre todo individuos. Y cuando el capitalismo necesitó acumular hombres para acumular capital, promovió desde un discurso sobre el trabajocentrismo el “self-made man”. Y cuando al neoliberalismo le interesó achicar el Estado y un hombre-consumidor, el discurso promovió un individuo autónomo que se hiciera responsable de sí mismo, para así legitimar el desamparo en el que dejaba a muchos. Y ahora que en los tiempos del infocapitalismo o del capitalismo financiero global ya no son necesarios los hombres para acumular riqueza, porque la riqueza se acumula y se multiplica por extraños algoritmos a través de la red, un discurso del odio al otro que justifique porque debe ser excluido, puede ser instrumental para que ni un sólo centavo se escape de esas redes.

Al Chino le duele el país y siente tristeza por su gente ¿Cómo no estar triste en este país que nos duele tanto a tantos? A quienes se quedan y la siguen peleando, “a pesar de todo”, y a quienes parece que nos fuimos, pero estamos siempre llegando como decía Troilo. La cercanía nada tiene que ver con la distancia, sino con lo que se vive como propio. Para el Chino lo propio es ese barrio al que vuelve en cada tango para avivar a los que quieren tomar por giles esperando que defiendan su dignidad, en un ejercicio permanente de compromiso con sus ideas, con su arte y con su gente.

 

2 pensamientos en ““Chino” Laborde: Tango Vivo Barcelona Por Flavia Mercier

  1. Muy linda e interesante nota esta al Chino! Para ser justa quisiera resaltar que al Chino lo escuché por primera vez hace años en la orquesta que forma con la directora Analía Goldberg, enorme pianista y arregladora, que no está aquí ni siquiera mencionada.

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