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AL DIVÁN DIEGO GENTILE – Por Dra. Raquel Tesone

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Diego Gentile, actor de teatro, cine y televisión, muy difícil de resumir ya que es un actor muy prolífico. En teatro comenzó en 1995 con “David, el Rey”, y continuó con innumerables obras de teatro donde en todas descolla, como “Teatro para pájaros”(2005), “Todos eran mis hijos” (2011)  hasta se consagró con la actuación en la obra de teatro “Toc Toc” (2011) durante seis años-. En televisión cuenta también con una larga trayectoria desde el año 1996 con “Poliladron”, “Son cosas de novela” y no paró de participar en diversas emisiones, novelas y tiras, las últimas fueron “Sres Papis” (2014), “Conflictos modernos” (2015), “Loco por vos” (2016), “Campanas en la noche” (2019), entre otras. En cine participó con roles muy destacados en más de una docena de películas desde “Las cosas del querer” (1995),  entre las últimas se encuentra actuando en “Relatos Salvajes” (2014) en su memorable papel de novio, en “Nafta Súper” (2016), y “Joel” (2018) y actualmente en cartel se destaca en su interpretación magistral de Guillermo Patricio Kelly en la película del eximio director Martín Desalvo intitulada “Unidad XV” y pronto a estrenar la película que co-protagoniza con Rafael Spregelburd: “Los adoptantes”.

Contame qué motiva tu consulta.

Hago a análisis de a ratos durante toda mi vida.

¿Sos de rato largo?

(Risas) Sí, soy larguero, con la anteúltima psicóloga estuve 5 años… claro, no es un rato, ¡es un ratón! (risas). En un momento, sentí que me adelantaba a ella y que sabía lo que me iba a responder, necesitaba no hacer durante un rato, porque ya no procesaba nada, esto es de a dos, es un vínculo. Y después pasó un tiempito, y estaba en un momento de mi vida que no me pasaba nada que sea grave pero estaba como agrisado, sentía que no disfrutaba de nada, pero tenía la sensación de que si me moría era lo mejor que podía pasar. Eso me pasó hace tres años. Decidí empezar terapia con otra persona que me recomendaron, me puse a estudiar canto, retome inglés particular… Entonces, la profesora de inglés me recomienda una especie de conocida, como una tía para ella y empiezo terapia con Claudia, mi actual psicóloga, con un estilo totalmente distinto, yo venía haciendo diván, y Claudia es como una tía.

De hecho era la tía de.

(Risas) Era la tía de la recomendadora (risas). Era algo descontracturado y entré en confianza enseguida. Estaba con una pareja que no me satisfacía y en tres sesiones me separé. Al tiempo decidí dejar “Toc toc”, empezó como un cambio bastante rotundo y radical. Tenía una cierta seguridad armada en mi cabeza que tenga que ver con la idea “del hogar” malentendido que me generaba insatisfacción. Además, con el trabajo que engendraba  insatisfacción pero me daba la seguridad de contar con un sueldo todos los meses, y en este oficio, esto significa estar dentro de los parámetros de lo que es el éxito. En fin, dejé todo eso que viene de afuera y te dice cómo tenés que hacer, los mandatos que te bajan de afuera pero no dejé de escuchar esa voz de mi interior que tiene que ver con los deseos de uno. Y la verdad que dejar “Toc toc”  fue muy importante, y la dejé con la excusa de irme al sur a filmar la película de Sorín, ”Joel”, y fueron 5 semanas, me propusieron volver después, pero ya había estado seis años y medio en esta obra. La dejé y no la extrañé nunca, y eso que pensé que cuando volvía del sur, iba a sentirlo, sobretodo, el primer miércoles que no iba a tener función… y nada. Fue una decisión altamente liberadora.

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Parece que sabías inconscientemente que era el momento de tomar decisiones y por eso consultaste.

Es muy loco sentirte libre, fue algo de tanto disfrute y a mí me gusta disfrutar el disfrute y no hacer nada. Para mí no hacer nada es estar todo el tiempo viendo películas, yendo al teatro, al cine y me organizo la semana a ver qué voy a ver. Antes no tenía las noches porque tenía función de miércoles a domingo, y  por ejemplo, llegaba tarde a los cumpleaños… Y enseguida me aparece la justificación, tengo que aclarar que: “¡ojo! muy agradecido”, y es algo mutuo, y estoy agradecido a “Toc toc”, me sacó y me brindó, y yo, yo le di mucho a esa obra. Fue muy liberador. Hay una vez una metáfora sobre “Toc toc y es que es una jaula de oro. Había algo que era esa seguridad que me aportaba, poder irme de vacaciones tranquilo y que en el aspecto económico esté todo bien, pero era una jaula también, porque ya no había riesgo artístico. Me limitaba de energía, no podía tomar otras obras, por eso deje Toc.

¿Y dejaste otros tocs?

No, neurosis tenemos todos, pero un trastorno que te rige la vida y que no pueden curarse, o no te permite salir de tu casa, no, eso no padecí.

Contrariamente, vos querías salir de tu jaula, y por eso dejaste “Toc toc”

¡El toc era Toc! (risas). Esta obra de teatro me brindó una visibilidad muy grande en el mundo del teatro, ser parte de un éxito tan grande en nuestro país es absolutamente atípico y en ese sentido fue buenísimo. Pero pensé que iba a ser más dura la vuelta, el vacío, y no hubo vacío.  Y no lo hubo porque me habilite al disfrute del ocio y porque hubo mucho trabajo también. ¡Se hizo lugar!

Te hiciste el espacio para vos.

Si, sentía que no había lugar, cuando uno se achancha y se acomoda, no está bueno. La  misma satisfacción en la pareja, estaba hablado pero alguien tenía que decir algo. De hecho, había que decidir y había que hacer cortes. Y decidir tiene que ver con ser adulto, con crecer, con escucharse, con elegir…De un tiempo a esta parte, siento un auto-reconocimiento del laburo hecho, no de lo laboral solamente.

Se nota que hiciste un gran trabajo psicológico.

Si, es que soy hijo de padres separados, se separaron cuando yo tenía 5 años y siempre he tenido un concepto de mis padres bastante inmaduros en un montón de cosas y si bien tengo un vínculo con ambos, funcionaba como un conciliador en todo pero desde muy chico. Eso me hizo hacerme solo. Tengo una hermana menor 5 años que ahora vive en Ecuador,  está buenísimo, pero era más chica, estaba mi vieja y mi hermana, había un lugar donde yo me ponía, nadie me corría. A todos les quedaba funcional ese lugar pero mirando para atrás…

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¿El lugar de padre o marido?

Al ser el único hijo varón…, uno no sabe dónde ponerse, mi padre estuvo presente,  había momentos estaba más presente que otros desde la presencia y desde lo económico, también mi abuela nos ayudó, así como mi abuela paterna, mis primas…mi vida estuvo muy regida por el matriarcado, justamente mujeres. Me sentí criado puramente por mujeres y las personalidades más interesantes, más ricas, más observadoras de mi vida era las mujeres: mi tía, mi abuela, mi vieja, mi hermana, mis primas, todas mujeres.

Y de hecho la transferencia con tu psicóloga es de colocarla en el lugar de tía.

(Risas) Sí, esa es mi sensación… y ¿a qué venía todo esto?

A que ocupaste lugares que te hicieron de alguna manera ser lo que sos pero también lo que no sos.

Claro, por eso mi psicóloga me dice que las voces que tenemos no son la nuestra y hay que hacer un laburo de correr esas voces, y poder devolvérselas a quien corresponda.

Esa es la definición de lo Inconsciente desde Lacan: es un sujeto que nos habla.

Y esas voces nos gobiernan.

Nos identificamos con eso que dicen de nosotros, lo incorporamos y esas voces nos constituyen. Parece que te pusiste a escucharlas…

Si. Evidentemente necesitaba a alguien que me haga sentir que estoy charlando, y si yo no hablo y se genera una pausa… no sé, había algo en la otra terapia que a mí me achancho, ya sabía lo que iba a decir y creo que está bueno que se haya hecho en este último tiempo un muy buen laburo. Creo que tiene que ver con soltar la culpa.

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¿La culpa?

La culpa de soltar. De dejar esos lugares, por elegir, por decidir lo contrario a lo que quiere mamá, papá, abandonar los mandatos de lo que se considera tener éxito. Pasar para otro lado, porque lo que para otro es un éxito, para mí, es que me quiera matar.  Escuchar eso también es muy revelador e importante, Me acuerdo cuando filmé “Relatos salvajes” fue un boom la historia del casamiento, y a mí también me dio un nivel de visibilidad y de notas sin parar. Y me abrió muchas puertas para el cine, a partir de ahí empecé a filmar. Filmé al tercer año de Toc Toc y se estrenó el cuarto, fue un combo de 3 personajes muy distintos y los periodistas me preguntaban y ¿después de esto qué? Era como si me dijeran: “¡matate!”. Y después de “Relatos salvajes”, pasé de hecho un año bastante tranquilo y yo pensaba en un momento que después de “Relatos…” no aparecería otro trabajo fabuloso.

En la obra de teatro “Escritor fracasado” actuada brillantemente por Diego Velázquez, Roberto Arlt plantea cómo este concepto de éxito y fracaso, anticipa el fracaso y la idea de algo a lo que se llega, como si habría que llegar a algo y después no habrá más nada.

Como si no se puede pensar en él “mientras tanto”, la idea de escalones.

Y acaso, los escalones ¿no nos hablan de bajar o subir de algo? Considero parte de un psicoanálisis bien preciado que se pongan en cuestión estas creencias del imaginario social que nos constituyen. Y un año de “no hacer” puede ser un “hacer” otra experiencia para enfrentar que surge ante el vacío y no un fracaso.

Y también darte cuenta cuáles son las expectativas, la tuya no la de afuera. Y estuvo buenísimo cómo se fue dando todo, pero fue el momento de mucha exposición y de preguntarme: “¿¡y ahora qué y ahora qué? No sé lo que tengo que hacer, decime vos, ¿qué querés que haga?” Y tengo una gran red de amigos que nos conocemos, soy amiguero y mantenedor de esos amigos, con algunos desde los 13 años de primer año que empecé a estudiar con Alezzo que mantenemos la amistad, como Lorena, Marina, Malena, gente muy importante para mí como Javier, toda gente con la que con las que vas creciendo y te vas eligiendo. Es interesante ver el crecimiento del y en el otro, el proceso del otro, se me aparece Florencia, Adolfo, Ileana, Ilona Juan… es un grupo de muchos años. Yo era muy chico cuando empecé a estudiar. Vivía en una casa en el barrio de Floresta en la que desde la mañana hasta la noche, la televisión está todo tiempo de fondo, veía mucha telenovela a eso de los 8 años, era muy pendejo… Era vocación pura, porque yo no vengo de familia con lo que alguno tenga que ver con lo artístico, y recuerdo que dije: “quiero hacer esto que hacen en la tele”. Mi vieja me dijo que cuando aprenda a viajar solo, podía ir a estudiar. No me iba a llevar a un casting. Hasta que empecé a estudiar teatro en Flores en el Centro Cultural. Y mi viejo se me apareció un día con el teléfono de Alezzo porque un compañero del él del laboratorio donde mi viejo era jefe de mantenimiento, era amigo de mi viejo y estudiaba con Alezzo. Ahí llamé, pedí una cita, y todo esto con 12 años, me senté frente a Alezzo y pedí media beca por los problemas económicos. Había ido antes a otras escuelas pero no me tomaban porque era muy pendejo. Y la media beca me la dieron y todos los años la volví a pedir.  Hice todo el secundario paralelo a Alezzo, los 5 años, mi viejo me la pagaba la otra mitad, y el año último año no dieron esa media beca porque había egresado de la secundaria. Mis viejos me apoyaron pero los dos me decían: “por favor estudia otra cosa”. Me fe pero tenían sus miedos sumados a los míos, pero ahí está las voces: “hacelo, pero…”. Yo hasta hubiera dejado el secundario, enseguida me di cuenta que mi lugar de pertenencia era el teatro, y no ir al colegio, matemáticas me chupaba un huevo. De hecho, estudiaba en el recreo y me sacaba 10. Reseteaba y me olvidaba todo. Cumplía. El taller de Alezzo me entusiasmaba, era el más chico y el primer año era el único varón.

Siempre rodeado de mujeres. ¿Y tus analistas?

Fui a un psicólogo de más pendejo pero después siempre fui con mujeres, es verdad. Mi primera consulta fue en mi época de adolescencia, de secundaria también, y tenía que ver solamente con los miedos del oficio, de lo que me esperaba al salir del secundario, temas con mi viejo, de ausencias, del vínculo con mi vieja también. Y lo elegía. Mi vieja me mandaba a hacer inglés, ahí me obligaba, en eso supo ser práctica. Y aún ahora me parece importante mantener un espacio, tener mi sesión, y voy cada 15 días y siento me rinde más, y llegando a fin de año, me da ganas de no hacer nada. Me gusta ir al cine, al teatro, fui a ver al Teatro Picadero a la hija de la Rinaldi, Ligia Piro, es una bomba, canta jazz, folklore… Además Toc Toc, me dio una estabilidad para poder decir que no, y lo importante que es decir que no. De chico uno trata de hacer que sí a todo porque hay que aprovechar y con los años te das cuenta que decir que no, forma parte del camino. Durante mucho tiempo, fueron muchos más los “no” que los “si”, los que no te eligieron en este oficio y últimamente me doy cuenta que importa más los “no” que los “si” que yo digo.

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Y hace poco terminaste una película “Los Elegidos”

Ahora nos la cambiaron, se llama “Los adoptantes”.  Hay que hacer doblaje la semana que viene, pero se estrena el año que viene. Está tratada con mucho humor, no me gusta hacer comparaciones con lo yanqui, pero ellos tienen muy claro lo que es la estructura de la comedia romántica, la comida sensible, y acá Winograd lo hace bastante bien en cine. La historia es muy linda, se vuelve sensible por momentos, vimos un primer corte con Rafael Spregelburd de edición, pero sin producción de sonido ni de imagen, y está muy bien. Es una película muy distinta a la película “Unidad XV”. Estoy también grabando una novela, y a mi me gusta hacer pero también terminar lo que hago.

Soltar.

Si, soltar… Imagínate que yo hasta que nos soltamos con “Toc toc”, había empalmado con “Todos eran mis hijos” que dirigió Tolcachir, con la Piccio, y empalmé con “Mimi”, una comedia juvenil, y hacía 9 años que yo tenía un salario estable,  y de golpe soltar “Toc..” fue estar freelance, después de tantos años de no serlo en este oficio qué es rarísimo tener 9 años de dinero todos los meses.

De alguna manera, lograste mostrarle a mamá y a papá que vos podía ser actor y tener una estabilidad económica.

Comprarme mi casa y ellos lo terminaron de entender a mis 31 años, ahora tengo 42 y como ”Toc toc” explotó, ellos se podían dar cortes: “ahí está mi hijo” y si, todo el mundo sabía que era “Toc toc”, eso en algún lugar, los habilitó a decir mi hijo tenía esa seguridad económica. Igual hacían la manipulación diciendo “sos tan inteligente que podés estudiar otra cosa”, pero siempre supe que no iba a estudiar otra cosa. Les di el título de secundario que me chupaba un huevo y sabía que lo que quería hacer esto no, pero no sabía cómo me iba a ir.  Lo más afortunado, si algo tengo que agradecer, es que de chico me apareció esta vocación, haberme escuchado y que mis viejos pese a que me inocularon sus miedos, me dejaron ser, cosa que no es menor. Recuerdo que no sabía que iba a pasar con esto de ser actor y con mi oficio.

Parece que te armaste los espacios con amigos y con analistas para ir hacia donde vos deseabas.

Sabía que quería vivir de mi oficio.

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Y supiste dejar a la terapeuta que no te ayudaba a descubrir tu deseo.

Había algo que no iba y que ya trabado. No me ponía el espejito: “mírate”. Y con esta tía (risas), sí puedo, es un momento de logro… Y veo a mis compañeros, mi gente son actores y veo que está todo tan complicado con la cultura y que no se ve el horizonte ni una solución pronta, y todo el tiempo me siento como en un lugar de privilegio de haber tenido la suerte de que “Toc…” haya aparecido y de haber durar el tiempo necesario. Siento que como vos decís yo sabía a dónde iba… De pendejo pensaba que si a los 30 años no era famoso, y vivía de mi profesión, era un bajón, me mato: ¡depresión!

Y sin embargo te dio el bajón igual, aún alcanzando la fama. ¿Sabrías que no era ese tu verdadero deseo?

Bueno, sí pero me agarró más cercano a los 40. Yo pasé a ser parte de lo que anhelaba, iba viviendo ese momento en que un colega me reconocía, ser parte de la   película más taquillera de la historia del cine argentino, nominada al Oscar, y de la comedia de teatro más taquillera también. Y antes parecía imposible. Después como vos decís, al ser parte de eso, uno se da cuenta que eso no es nada… Solo es ser parte de lo que hablamos, una experiencia que está buenísima que siempre va a estar conmigo y que será una parte hermosa de mi vida siempre aunque también vea la parte que no fue buena. Mi trabajo lo disfruto pero ahora disfruto más de todo lo que viene después… Creo que este año particularmente de mucha exposición, de “Relatos…” Toc toc” y “Señores Papis” fue un año bastante bisagra y muy importante. Después me vino una angustia pero después me agarraron epifanías y terminas entendiendo todo.

Es la angustia de asumir quién sos y ser quien uno es de verdad.

Es el momento más tremendo que se puede transitar, no ves la luz… Y después podes decir: bienvenida esa angustia, poder habilitarla es importante para que después venga la libertad. Me paso además en el vínculo con mi viejo, hubo unas charlas y durante 6 meses no nos hablamos. En el vínculo tuvieron que aparecer esas epifanías, esos movimientos y esas decisiones de plantear mi incomodidad frente a ciertas cosas… En lo laboral, de hecho no tengo representante, hace 8 años me arreglo yo sólo y con los contratos también. Me llaman y me di cuenta que igual que cuando me senté frente a Alezzo y dije que necesitaba media beca, me puedo arreglar, ahora siento que lo que la plata es mía, yo trabajo, me la gano, yo sé lo que quiero, la peleó, sé lo que trabajo y sé que trabajo me va a poner contento.

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Y esta charla con tu papá tuvo mucho que ver…

Es que me senté con él y le dije: “ésta forma de vincularte conmigo, me está haciendo mal”. Antes lo justificaba: “bueno, hace lo que puede”. No. No. Haces lo que podés pero sí es esto es lo que podés, quédate lejos de mí. Y él me escuchó, escuchó lo que puede escuchar.

Y vos empezaste a poder, y a no poder en el lugar del otro. Esto que te hayas arreglado solo a tus cinco años para tapar el agujero de la ausencia de papá,  estar en el lugar de marido de mamá o padre de tu hermana, te dejaba en el lugar de lo que el otro deseaba. Empezaste a poder para vos, no para los demás.

¡Eso fue lo que pasó! Si, como ese chiste de “¿Cuándo vas a trabajar?”, porque uno se levanta tarde con este oficio. Si… es como una manera encubierta de subestimar la decisión del otro…

Esto de ponerse en la piel de otra persona es un gran trabajo y sobre todo un trabajo psíquico.

Pero como eso lo hice toda la vida, no siento que es un trabajo. Nunca lo sentí como un trabajo ponerme en la piel de otro, sino que pensaba: “uy, me pagan por esto y confían en mí”.

Esto hiciste toda tu vida, ¿ponerte en la piel de otro? ¿Ubicarte en otro lugar que no podías soltar?

Y habrá sido ese el comienzo de la vocación, como un lugar aprendido de chiquito, autoimpuesto… No me gusta esta idea… que haya nacido de esta circunstancia…me veo en la cocina de mi casa viendo las novelas con mi madre (silencio). Esta lectura de pensar mi vocación impuesta por mi madre inconscientemente…. Claro, yo no dije que lo hice desde que empecé a estudiar o con un ejercicio de teatro… yo dije: “esto lo hice toda mi vida”. Y lo que me pasó últimamente fue que pude reconocer mi voz, no la de otro. Ahí comenzó un camino liberador que empezó hace un año.

Y si soltás todos tus miedos, esto recién empieza y puede que se exprese en vos muchas más vetas artísticas. Te recomiendo el libro de Erich Fromm “El miedo a la libertad”.

Está buenísimo, me lo compro, porque hay que ir erradicando ese miedo…. Y fijate que eso coincide con poder decir que “no” a actuar lo que no me interesa actuar… Entonces, antes tenía que ser todos, cubrir todos los agujeros, decir que sí a todos, y que todos estén contentos…  

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Y una vez que dejaste a todos contentos, vos te diste cuenta que estabas triste, achanchado y angustiado.

Pero todos me tenían que querer. Me costaba escucharme, dejar de escuchar la necesidad del otro, como él “¿y ahora qué?” del periodismo.

El “¿y ahora qué?” es una pregunta que te devuelve el otro pero resuena en vos, porque vos te preguntaste eso.

Claro, ya tengo 30 años y ya está. Y ahora me gusta mucho no saber que viene, no me lo imagino, me cuesta mucho imaginar que de miércoles a domingo de nuevo hago teatro, así arrancó el año muy liviano de proyectos… Me gusta esa nota, me gusta que sea todo lugar…

Todo “tu” lugar. Dejamos acá.

DEL OTRO LADO DEL DIVÁN:

Diego entra rápidamente en vínculo con el otro, su sentido del humor y la empatía, son una carta de seducción inmediata. Este aspecto no es algo forzado, sino algo del orden de lo natural y diría, de la esencia de su personalidad. Me encontraba sintiendo en éste primer encuentro que era como si ya nos conociéramos de hace tiempo pero como Diego necesita tomar riesgos, sabiendo el bagaje analítico con el que cuenta, tomé los míos en esta sesión.

Su empatía sumada a su osadía, lo llevó desde muy pequeño a poder sentarse frente a Alezzo y  a una búsqueda de sí para dejar de sentirse gris y de acomodarse a lo que la vida le brindaba sin darse cuenta que era él quien iba en busca de ese camino. No fue sin sufrimiento llegar a decidir romper con mandatos muy arraigados en busca de su libertad.

El punto de capitoné fue el momento en que pensó que se quería morir, ahí pudo tomar la decisión de elegir vivir como él quería hacerlo y escuchar sus deseos. Hasta ese momento, vivió “actuando” el papel que deseaban esos “otros” y cayó en la trampa de creer que era amado si respondía a lo que los otros pretendían de él. Trampa de la que no se sale ileso cuando se advierte que el precio de considerarse amado es permanecer en una “jaula” que aunque sea de oro, pone precio a su libertad. Desde el instante que el miedo a la libertad es trabajado (y requirió para ello, una psicóloga que esté en el lugar de una tía, es decir que no ocupe el lugar del “supuesto saber” y que rompa con el diván como si fuera un mandato analítico impuesto sine quo non), él pudo liberarse de las cadenas que lo ataban a ese bienestar y a esa seguridad no solo económica sino afectiva. Ahí pudo dejar el trabajo estable y una pareja con la que no funcionaba. En este sentido, es un claro ejemplo de aquel que pudo ganar una gran batalla con su Superyó, con las normas que se auto imponen un sujeto que está sujetado a lo Inconsciente y con aquello que se espera de él.

Diego asumió de niño el lugar donde el otro lo ubicaba porque estando rodeado de mujeres y con un padre que estaba presente, pero no oficiaba de modelo, se tuvo que hacer  muy solo. Acceder al deseo del otro, era una manera de garantizarse el amor y no volver a sentirse abandonado. Su extrema sensibilidad es la característica que lo hace un actor sobresaliente y que surja su vocación desde tan pequeño, es esa sensibilidad que le permite poder ponerse en la piel del otro con facilidad. Diego logra convocar a su madre y a su padre, quienes le dieron el empujón para lanzarse del trampolín a poder nadar solo. Tiene una gran valentía y por eso mismo, no acepta quedarse en una zona de confort. Necesito llegar a darse cuenta que no era la fama lo que verdaderamente le importaba. Eso era para los demás, una vez que consiguió el éxito, necesito “matar” a ese que no era para ser quien es. Este movimiento implicó un gran trabajo psíquico, tolerar traspasar una fuerte angustia y no sentir culpa por soltar el deseo de los demás para escuchar el deseo de ese niño. Ahí pudo crecer como persona, una vez que hizo ruptura con los paradigmas del éxito y del fracaso. Por eso tampoco necesita representante, él ya se hizo solo, y ahora encontró su deseo y su lugar.

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